La batalla de Santa Cruz (III). TF 61, 64 y 63, las fuerzas estadounidenses.

Tras explicar el drástico cambio de mando surgido en el cuartel general de la Fuerza del Pacífico Sur con la llegada del vicealmirante William F. Halsey, vamos a tomarnos, tal y como adelantábamos en la entrada anterior, unas líneas para describir la organización de las fuerzas navales estadounidenses en el sector.

Abajo a la derecha podemos ver la zona de operaciones del Pacífico sur. Su linde rectilínea con la zona del sudoeste, dirigida por el general McArthur, iba a dar pie a muchos problemas.

El elemento principal, cuya misión era dar el barrido por el norte de las islas Santa Cruz, una maniobra especialmente arriesgada en comparación con lo que había sucedido hasta entonces, era la TF 61 (TF por Task Force, que podríamos traducir, de forma amplia, como agrupación de combate, aunque resulte más literal el término fuerza especial). Esta fuerza estaba bajo el mando del contralmirante Thomas C. Kinkaid (1888-1972), quien había estado al mando de una división de cruceros en las batallas del Mar del Coral y de Midway y luego, tras caer Halsey enfermo, había ocupado el puesto de este al mando de la TF 16 (sobre la que ahora volveremos). Quiso la casualidad que, a su vuelta al servicio, Halsey, como vimos en la entrada anterior de esta serie, acabara por ocupar la plaza del vicealmirante Ghormley y no la de Kinkaid. La TF 61 estaba dividida en dos fuerzas individuales.

Leer más

La batalla de Santa Cruz (II). El mando norteamericano.

Empecemos esta segunda entrega con un equívoco, porque la idea que enunciábamos al final de la entrada anterior de que dos portaaviones valen el cuádruple que uno la había emitido uno de los oficiales más singulares de la flota estadounidense, el vicealmirante William F. Halsey, un luchador, un león según Jeffrey R. Cox, y la idea era dar ánimos a sus subordinados, dado que ahora los norteamericanos tenían dos portaaviones en la zona de las islas Santa Cruz. Es curioso que en ningún momento cayera en la cuenta de que los japoneses tenían cuatro (y podrían haber sido cinco de no ser por el incendio a bordo del Hiyo). ¿Cuánto valían cuatro portaaviones?

El portaaviones Enterprise, CV6, fotografiado en el Pacífico.

Sin embargo, confiado, Halsey envió unas órdenes sumamente atrevidas al contralmirante Kinkaid, al mando de la fuerza aeronaval estadounidense en la región (luego nos referiremos a la estructura de las fuerzas estadounidenses en la región). Estas rezaban: “Haga un barrido rodeando por el norte de las islas Santa Cruz, y luego hacia el suroeste por el este de San Cristóbal hasta un punto en el mar del Coral, colocándose en posición para interceptar las fuerzas enemigas que se aproximan [a Guadalcanal o Tulagi]”. A este texto le faltaba un trozo, el que ordenaba a Kinkaid que no se aventurara si llegaba una flota japonesa desde el norte, justo lo que estaba sucediendo, pero estas instrucciones se habían perdido en el éter, y Kinkaid, con la intención de tender una emboscada a cualquier fuerza nipona que tratara de acercarse a Guadalcanal, navegaba ahora hacia su destino.  

Leer más

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies