Otro de los aspectos en los que la historiografía de la batalla de Kursk ha sufrido un cambio radical es en lo que a las bajas humanas se refiere.
Empezando por los soviéticos hay que decir, ante todo, que no tenemos una idea concreta de cuantas bajas sufrieron, pues las cifras que se conocen –para toda la campaña de Kursk- oscilan entre las cantidades ridículas que fueron publicadas (o mejor, publicitadas) durante el estalinismo, y las elevadísimas cifras que indicaron los historiadores posteriores, tan hinchadas que para autores de la talla de David Glantz y Jonathan House tan solo reflejaban el anticomunismo de quienes las citaban, y no la realidad histórica.