Ataque Terrorista Nuclear – Realidad o Mito (II)

Es más probable, aunque con muchos “peros”, que un grupo terrorista se haga con el arma nuclear de uno de los países que actualmente cuentan con estas y no puede controlar su arsenal o en su momento no pudieron

Personal de seguridad en instalaciones de alto nivel en EEUU (wiadomosci.onet.pl)

(evidentemente hablamos del largo y caótico proceso de cierre de arsenales nucleares soviéticos tras la caída de esta en los 90, y los robos que hubo en muchos repúblicas del Cáucaso por parte de mafias) (Garrido, 2010, p. 198) aunque es verdad que tanto aquellas como las actuales (que están más vigiladas) cuentan con múltiples elementos de seguridad que impiden su uso no controlado (como los códigos de armado).  Lo que no podemos controlar es el número de armas que han podido desaparecer en aquellos años convulsos, y el peligro potencial que encierran. También se da el caso de Pakistán, donde la inestabilidad política, las protestas populares, y más peligrosos aun, las simpatías hacía determinados grupos terroristas preocupan a los expertos occidentales sobre el fin que pudieran tener algunas de sus armas nucleares. (Gallardo, 2015, p. 13)

Se puede dar el caso de que los terroristas intenten adquirir material fisionable en el mercado negro, o robarlo (ya sea el de uso civil, o militar) con el fin de construir un dispositivo nuclear improvisado (IND por su siglas en inglés) siendo esta la posibilidad más plausible, ya que el material fisionable se encuentra en muchos aspectos de la vida civil, donde no siempre es debidamente vigilado. Pero aquí encontramos una salvedad, una vez adquirido este material (por compra o robo) el tipo de arma y sus efectos estarán en función del material que se obtenga (no es lo mismo buscar un arma nuclear, que las bombas sucias mencionadas anteriormente) Analizaremos la opción más viable para un grupo terrorista como sería el de rodear los explosivos de una bomba convencional con material radiológico.

No podemos olvidar por último otra opción que muchos gobiernos temen, y es que los terroristas atenten directamente contra los centros civiles donde está presente el componente radiológico, como centrales nucleares o centros de control y almacenamiento de residuos nucleares, buscando provocar una emisión incontrolada de radiación a la naturaleza, si bien estos centros cuentan con enormes medidas de seguridad, e implicaría una preparación y conocimientos que pondrían en alerta a los servicios de seguridad de cualquier país. (Ortega, 2013, p. 16)

Técnicos desactivando una bomba nuclear B61 procedente del arsenal norteamericano, como vemos su tamaño lo imposibilita para ser transportado fácilmente, y no ser detectado. (http://www.matthewaid.com/)

Las llamadas “bombas sucias”

¿Cómo actuar en caso de ataque terrorista por “bomba sucia” en tu ciudad? Diario Nueva Tribuna, 25 de marzo de 2016.

Los terroristas del Estado Islámico buscan físicos y químicos para fabricas “bombas sucias”. Diario “Economía digital” 25 de marzo de 2016 

La esencia del arma nuclear es el efecto devastador que tiene como arma convencional, y la posterior dispersión de materia radiactivo con los efectos destructivos que esta tiene. Una fuente emisora de baja intensidad, y que no está dispersada, es una amenaza pequeña y puede detectarse y aislarse fácilmente. Porque hemos de recordar que la radiactividad en sí no añade potencia a la explosión, no actúa como amplificador de la fuerza de choque. La radiación contamina el área circundante y debe poder ser extendida para hacer el mayor daño posible, por lo que una explosión limitada no logrará esta difusión.

Existen varias formas de radiación que emiten los componentes radiológicos y que causan daño al entorno, serían las llamadas alfa, beta y gamma. Las últimas son la más peligrosas y requiere un revestimiento especial mientras es producida el arma, por lo que hasta entonces el mayor enemigo de un grupo terrorista es el arma en sí misma (sin contar con que esas emisiones pueden ser detectadas por elementos externos y permitir su localización). Para evitarlo ha de rodearse este material de un tipo de blindaje que de por sí afecta a la estructura de la futura bomba, y le resta movilidad.

Como vemos, hasta ahora las ventajas son nulas para los terroristas, y los peligros muchos. Si envolvemos con el emisor gamma un explosivo convencional, este se dispersará con los fragmentos y su radio de acción será pequeño y los restos podrán detectarse y aislarse fácilmente. Si por último, deciden utilizar los terroristas un material radiactivo en forma de polvo para que se disperse tras la explosión, los metales en polvo son propensos a explotar cuando entran en contacto con el oxígeno, lo que acarrea mayor peligro para los terroristas.

Ejercicios en Portland frente a un supuesto atentado con una bomba sucia.

Así pues podemos afirmar que el peligro de las bombas sucias es algo exagerado, el uso de explosivos convencionales para la dispersión de material radiactivo sobre un gran área es ineficiente. Una explosión convencional se fragmentará envolviendo el material radiactivo, este material sería metal u óxido metálico. Los fragmentos pueden ser recogidos y eliminados por parte de las autoridades y posteriormente encerradas en instalaciones adecuadas. Cualquier resto que pudiera quedar en suspensión se asentará rápidamente a medida que los fragmentos caigan a la tierra. (Palmore, 2002)

Es decir, un intento de dispersión de material radiactivo por medio de explosivos convencionales, la conocida como “bomba sucia” , es probable que fracase en cuanto a su intención de destruir y contaminar una gran área, si bien su efecto de histeria y pánico está asegunda, al igual que lo consiguieron en su momento las cartas con ántrax.

En la próxima entrada veremos la respuesta de los países a este fenómeno.

Sigue en Ataque Terrorista Nuclear – Realidad o Mito (III)

Viene de Ataque Terrorista Nuclear – Realidad o Mito (I)

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