Dahlgren también debe haberse preguntado qué efecto habría tenido el disparo que impactó en el Merrimac con mayor ímpetu. Este pensamiento planteó una pregunta clave.
¿Cómo podía aumentar el poder de la artillería de la Marina sin comprometer su seguridad? Aunque no planteó el espectro del desastre del «Pacificador» en sus memorandos de objeción al cañón de 15 pulgadas, la idea debe haber cruzado su mente. El 28 de febrero de 1844, un cañón de hierro forjado de 12 pulgadas apodado el «Pacificador» explotó durante una demostración de fuego real a bordo del USS Princeton, matando al secretario de la marina, al secretario de estado y a otros funcionarios del gobierno. La tragedia impulsó al Ejército y a la Marina a esforzarse más para garantizar la seguridad de sus cañones. La seguridad y el rendimiento habían sido los principales puntos de venta del cañón Dahlgren. El propósito de la peculiar forma del cañón, las detalladas especificaciones de producción y el riguroso programa de pruebas era reducir al mínimo el peligro de fallo del cañón y así asegurar que la tripulación pudiera dispararlo con seguridad en combate.