Esta es la historia del soldado José Cañizo, uno de tantos que corriendo por los campos y pasando penurias sin perder de vista el ferrocarril consiguió llegar a Melilla y ponerse a salvo.
Era de la 6 compañía del 2 batallón del Regimiento de San Fernando, acampado no lejos de Annual, junto a la policía indígena. Nos adjudicaron la protección de una cabila, de una tribu. Se dejaba con ella a un destacamento. Yo, que iba con los cazadores de línea, presentí algo cuando apareció el jefe de la cabila que nos correspondía a parlamentar con nuestros jefes. Dejaron de sacrificar toros y terneros en señal de sumisión. Los disparos fueron en aumento, lo mismo que las alarmas.