Grandes Arengas Militares (III) – Churchill: Sangre, Sudor y Lágrimas

Aunque no se trata de una arenga estrictamente militar bien merece incluirla en esta Serie GEHM. El 13 de mayo de 1940 el nuevo primer ministro de Gran Bretaña entró en la Casa de los Comunes a lidiar con el caos político y con la grave amenaza exterior.

El gobierno de Neville Chamberlain había caido solo unos días antes y Holanda estaba a punto de caer bajo las garras de la Blitzkrieg. El ejército francés estaba en retirada y las autoridades de París estaban considerando seriamente la rendición. El objetivo de Churchill ese día era dar un mensaje que uniera al inestable gobierno y disipara la intranquilidad de la nación. Tras anunciar la organización del gobierno, Churchill describe su misión. Con este maravilloso discurso Churchill se ganó la confianza de la Casa y de toda la anción.

La noche del viernes pasado recibí el encargo de su Majestad de formar un nuevo Gobierno. Era la voluntad y deseo evidente del Parlamento y de la nación que se debería gestar de la manera más amplia posible y de que debería incluir a todos los partidos, tanto los que apoyaban al último Gobierno como a los de la oposición. Ya he terminado con la parte más importante de esta tarea. Se ha formado un Gabinete de Guerra, compuesto por cinco miembros que, con los liberales de la oposición, representa la unidad de la nación.

Los tres líderes de los partidos están de acuerdo en servir a la nación, bien en el Gabinete de Guerra bien en el Ejecutivo. Los cargos dispuestos para las tres ramas del Ejército han sido cubiertos. Era necesario que esto se hiciera en un solo día, debido a la extrema urgencia y seriedad de los acontecimientos.

Otra serie de posiciones y cargos, también clave, fueron cubiertos ayer, y esta noche enviaré otra lista a su Majestad. Espero completar el nombramiento de los principales Ministros mañana. El nombramiento de los otros Ministros tomará un poco más de tiempo, pero confío que, cuando el Parlamento se reuna de nuevo, esta parte de mis funciones estará terminada y que la administración estará plenamente operativa en todos los ámbitos.

Considero de interés público que la Casa de los Comunes haya sido convocada para reunirse hoy. El Sr Speaker estuvo de acuerdo y ha dado los pasos necesarios, en conformidad con los poderes que se le han conferido por la resolución de esta cámara.

Al término de las vistas de hoy, las sesiones se suspenderán hasta el Martes, 21 de mayo, por supuesto con la previsión de que se pueda reunir en fecha más temprana de ser necesario. Los asuntos que deberán abordarse esa semana serán notificados a los Miembros lo antes posible. Ahora invito a la Casa de los Comunes, mediante la Moción que lleva mi nombre, a registrar su aprobación de las medidas tomadas y a declarar su confianza al nuevo Gobierno.

Formar un Gobierno de esta dimensión y complejidad es un serio desafío en sí mismo, pero debe recordarse que estamos en los estadíos prelimianares de una de las batallas más grandes de la historia, que ya estamos combatiendo en otros muchos lugares en Noruega y en Holanda, que debemos estar preparados en el Mediterráneo, de que la batalla en el aire es continua y de que numerosos preparativos, como los que han sido indicados por mi honorable amigo del escaño, deben de hacerse aquí en casa.

En esta crisis espero que me sea perdonado el que no me dirija a la Casa durante más tiempo en el día de hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que estén afectados por la reconstrucción política, me permitan, y toleren la falta de ceremonia con la que ha sido necesario actuar. Debo decir a la Casa, tal y como les dije a los que se han integrado en este Gobierno: No tengo nada que ofrecer salvo sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.

Tenemos ante nosotros un desafío de lo más doloroso. Tenemos ante nosotros muchos, muchos largos meses de lucha y sufrimiento. Me preguntáis, ¿cuál es nuestra política? Puedo deciros: es hacer la guerra, por tierra, por mar y por aire, con todas nuestras fuerzas y con toda la fortaleza que Dios pueda darnos; hacer la guerra contra una mostruosa tiranía, nunca superada en la lamentable historia de la criminalidad humana. Esa es nuestra política. Me preguntais, ¿cuáles son nuestros objetivos? Responderé con una sola palabra: la victoria, victoria a cualquier coste, victoria a pesar de cualquier terror, victoria, no importa lo largo y duro que el camino pueda ser; porque sin victoria, no hay supervivencia.

Hagamos que se produzca; no habrá supervivencia para el Imperio Británico, no habrá supervivencia para todo lo que el Imperio Británico ha defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia sus metas. Pero tomo posesión de mis funciones con optimismo y esperanza. Estoy seguro de que nuestra causa no fallará a los hombres. En el momento presente me siento con derecho a reclamar la ayuda de todos, y digo, «venid entonces, avancemos juntos con nuestras fuerzas unidas».

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