En un lugar llamado Küstrin (I). Nubes de tormenta. I-II/1945

Küstrin había sido una fortaleza importante. Con su ciudad vieja, enclavada en una larga península entre los ríos Oder y Wartha, y con su ciudad nueva al este de este segundo río, era además una población que, a finales de enero de 1945, los soviéticos tenían que conquistar a toda costa ya que, situada sobre la Autobahn 1, Küstrin defendía Berlín a oriente de los ríos, y era una espada apuntando hacia la capital del Reich una vez que uno había cruzado a occidente.

Küstrin. La ciudad nueva en la esquina superior derecha, justo debajo la ciudad vieja, a su izquierda la isla y a continuación de esta, Kietz.

En aquel momento, las viejas fortificaciones de la ciudad habían decaído mucho, y sin duda nunca habían sido diseñadas para una guerra como la de 1939-45, pero la ciudad vieja seguía teniendo algunas ventajas defensivas importantes. Enclavada entre dos ríos, en su flanco oriental, bajo los restos de los muros, se extendía primero una zona boscosa, y luego una zona baja, surcada por diversas vías de agua, que había sido inundada. Un terreno nada fácil para la infantería, y mucho más complicado de atacar con fuerzas motorizadas o mecanizadas. En torno a esta posición defensiva se extendían, además, otros obstáculos: la ciudad nueva, al este, un distrito fabril densamente construido; la Oder Insel, al oeste, una isla en medio del río ocupada por unos barracones de artillería y con algunas fortificaciones propias, y pasados los dos brazos del Oder, quedaba la localidad de Kietz, también defendible.

La guerra llegó a Küstrin el 31 de enero de 1945, cuando fuerzas soviéticas se metieron, por sorpresa, en los suburbios meridionales de la ciudad nueva. En aquel momento, el encargado de defenderla, el SS Gruppenführer Heinz Friedrich Reinfarth, el “carnicero de Varsovia”, recién nombrado por Heinrich Himmler en persona, aún no se encontraba en su puesto. Iba a conseguir colarse en la ciudad, in extremis pues estaba prácticamente cerda, el 2 de febrero.

Kietz, al oeste de Küstrin

Entretanto, merced a algún héroe al que por un lado podríamos alabar por su cumplimiento del deber y por otro echar en cara no saber muy bien cuando una partida está perdida, la escasa guarnición de la ciudad había empezado a preparar la defensa. En torno a la ciudad nueva se excavaron tres líneas de trincheras, a las que se incorporó el bastión; en la vieja se organizaron posiciones de fuego en los viejos bastiones de la ciudadela y se colocaron tropas bajo los muros; y en la isla se excavó una gran zanja antitanque en el extremo sur, frente a la puerta de Kietz. Posteriormente se añadirían más defensas antitanque, y se colocarían piezas de artillería capturadas en los puntos clave. Se cortaron también los árboles que jalonaban la calle principal para hacer una pista de aterrizaje, que nadie iba a utilizar.

Mientras elementos del Volkssturm se encargaban de todo esto, en el exterior dos famosas divisiones se encargaron de mantener abierto un exiguo corredor, desde el oeste hasta Kienitz, por el que pudieran entrar suministros y refuerzos. Hasta el 9 de febrero estuvo allí la 21.ª División Panzer, y desde entonces hasta la noche del 19 al 20 de marzo, la 25.ª División de Panzergrenadier. La vía solo fue cortada, temporalmente, el 13 de marzo, y se mantendría abierta hasta el 22.

Vista aérea de la ciudad vieja, arriba, y la isla, con sus dos bastiones situados al sudeste

Los combates propiamente dichos comenzaron el 5 de febrero, aunque fueron un tanto unilaterales pues el ataque consistió en un denso ataque contra la ciudad nueva de los órganos de Stalin, que se repitió el día 7. Es posible que los habitantes estuvieran acostumbrados ya a las explosiones, hacía días que el horizonte se inflamaba, y algún bombardeo aéreo les había caído, pero sin duda no estaban listos, nadie puede estarlo, para lo que estaba por venir.

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