La Operación Paracaidista soviética de Kerch-Feodosiya, diciembre de 1941-enero de 1942

El recientemente publicado N.º 0 de Cuadernos de Salamina (Ediciones Salamina) nos presenta un estudio muy completo de David M. Glantz de las operaciones tácticas y a nivel operacional de las fuerzas aerotransportadas del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial. Feodosiya, por lo demás desconocida, fue una de ellas.

Aunque el foco de la guerra continuaba fijo en los accesos a Moscú, la oleada de la ofensiva alemana llegó también a las llanuras del sur de Rusia. En octubre, los ejércitos alemanes habían conquistado Ucrania y llegado a la cuenca del Don. El Undécimo Ejército del coronel general E. Manstein entró en Crimea, asedió la base naval soviética de Sebastopol y expulsó a las fuerzas del Ejército Rojo de la península de Kerch, el extremo oriental de Crimea. A primeros de diciembre, mientras Manstein reducía Sebastopol, la Stavka ordenó al Frente Transcaucásico que preparase una operación que persiguiese la recuperación de la península de Kerch, levantase el sitio de Sebastopol y expulsase a Manstein de Crimea.

La operación era demasiado ambiciosa. El 13 de diciembre, la Stavka ordenó a dos ejércitos y a elementos de la Flota del Mar Negro que llevasen a cabo una operación conjunta anfibia, aerotransportada y terrestre. Se enfrentaban a una fuerza alemana estimada en dos divisiones y dos brigadas de caballería en el extremo oriental de la península y a dos regimientos de infantería en Feodosiya. El Frente Transcaucásico ordenó al 51.er Ejército y a la Flota del Mar Negro que forzasen el cruce del estrecho de Kerch, ocupasen Kerch y las fortificaciones del Muro Tártaro, y atacasen a continuación en dirección a Ak Monai. El 44.º Ejército y las fuerzas de la flota debían desembarcar en Feodosiya, tomar la ciudad, y ocupar varias localidades de las inmediaciones. Parte del 44.º Ejército atacaría Marfovka y, junto con el 51.er Ejército, destruiría a las fuerzas alemanas presentes en la península de Kerch.

El papel de las fuerzas aerotransportadas consistía en prestar apoyo al asalto anfibio con el salto de una compañía cerca de la estación de Baragova, al oeste de Kerch (ver Mapa 12). Los paracaidistas tomarían una base de operaciones desde la que apoyar a la fuerza naval que debía desembarcar en el cabo Zyuk. Una unidad aerotransportada del 2.º Cuerpo Aerotransportado tomaría el aeródromo de Vladislavovka para la aviación del Frente Transcaucásico. Una vez en tierra, las unidades paracaidistas serían subordinadas al 44.º Ejército. Sin embargo, en el último momento, el mal estado del mar y el hielo obligaron a la cancelación del desembarco en Ak Monai. Las unidades aerotransportadas recibieron una nueva misión del frente: aterrizar cerca de Arabat y bloquear un avance alemán por el banco arenoso de Arabat desde Genichesk o una retirada alemana por la misma ruta. El comandante de las fuerzas aerotransportadas planeó y llevó a cabo la operación.

Mientras el batallón aerotransportado del mayor Nyashin se preparaba en el aeródromo de Krasnodar para el salto, pequeños grupos de reconocimiento de paracaidistas navales equipados con radios fueron lanzados en la retaguardia alemana para recopilar y transmitir información de inteligencia a la fuerza de asalto. El 31 de diciembre, en unas condiciones meteorológicas extremas, despegó la fuerza en bombarderos TB-3. La densa cobertura de nubes obligó a los aviones a volar en una sola columna a intervalos sustanciales. Las densas nubes obligaron a los aviones a volar a 75 metros, demasiado bajo para un salto seguro. Después de que el navegante del avión amenazase al mayor Nyashin con abortar la misión debido a la baja altitud, los dos acordaron ascender a 450 metros entre las nubes justo antes del salto.

Los paracaidistas saltaron al fin en esas horribles condiciones. A medida que caían, tropas alemanas que escoltaban un convoy de munición dispararon sus ametralladoras contra las impotentes tropas suspendidas. Los fuertes vientos dispersaron a los paracaidistas. El reagrupamiento fue difícil, pero la dispersión creó también la impresión entre los alemanes de que se había lanzado a una fuerza mucho más grande. Tras el salto se sucedieron combates intensos pero fragmentados. Pequeños grupos de paracaidistas se infiltraron a duras penas entre las posiciones fortificadas alemanas y avanzaron sobre Ak Monai. Cuando el batallón hubo reagrupado suficientes hombres, atacó y tomó una posición artillera alemana en el flanco norte de las defensas de Ak Monai. A primeros de enero de 1942, el batallón había ocupado defensas en Ak Monai y en la base del banco de arena de Arabat.

Entre tanto, el 44.º Ejército ocupó Feodosiya y avanzó 10 o 15 kilómetros tierra adentro hasta Vladislavovka, pero allí los alemanes se mantuvieron firmes y evitaron que los soviéticos cercasen sus fuerzas. Mientras los germanos se retiraban hacia el oeste, la fuerza aerotransportada soviética se dividió en grupos de diversión que hostigaron a las fuerzas en retirada. Los paracaidistas fueron sustituidos más tarde por una unidad de infantería naval. La decisión del comandante del frente de cancelar el salto paracaidista destinado a asegurar el aeródromo de Vladislavovka para los combatientes soviéticos significaba que sus fuerzas carecerían de apoyo aéreo efectivo durante toda la ofensiva.

Aunque la operación aerotransportada de Kerch – Feodosiya fue una operación relativamente pequeña, de tamaño inferior a un batallón, sufrió las mismas deficiencias de las operaciones de mayor calado. Su tamaño fue insuficiente para alcanzar el cumplimiento de la misión asignada. El mal tiempo obstaculizó los aterrizajes y el reconocimiento no logró detectar la fuerza y el despliegue enemigos. A nivel de mando, los planificadores vacilaron entre objetivos y fueron incapaces, por tanto, de concebir una fuerza adecuada para la misión. Como en otras operaciones, la fuerza aerotransportada aterrizó en condiciones peligrosas, pero una vez en tierra, las tropas actuaron con resolución. El comandante del batallón mostró iniciativa cuando las condiciones parecían propicias para que cambiase la misión de la unidad. La operación fue un microcosmos de otras operaciones soviéticas fallidas de unidades aerotransportadas de mayor tamaño.

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