La zanja anticarro que provocó el desastre en la carga del 5.º Ejército de tanques de la Guardia en Prokhorovka

Aunque fue George Nipe (Decisión en Ucrania) el primer autor que mencionó la zanja anticarro del tercer cinturón defensivo soviético con una de las causas de la desatrosa carga blindada de Rotmistrov, es Roman Töppel el que ahonda más en el asunto en su libro de reciente publicación Kursk 1943. Extractamos parte del texto donde se desgranan los hechos.

[…] Con el cambio de hora del plan de ataque nadie de entre los mandos soviéticos se percató de que el tercer cinturón defensivo de nivel de ejército tenía una zanja anticarro que era impracticable en ambos sentidos. En su contraataque, el 29.º Cuerpo de Tanques debía partir desde detrás de dicho cinturón defensivo y tenía que atravesarla. […]

[…] A las 3:00 horas de la mañana (hora de Moscú) los carristas soviéticos esperaban ansiosos la señal para el ataque. Pero no llegó. A las 4:00 horas se les comunicó a los agotados soldados que el ataque se retrasaba hasta las 8:30 horas. Según los informes de post acción soviéticos, Rotmistrov emitió por radio la señal de ataque a las 8:30 horas.

Con ella se movilizaron de inmediato los 18.º y 29.º Cuerpos de Tanques al objeto de lanzar su ofensiva. Sin embargo, esta hora no tiene visos de verosimilitud en tanto en cuanto los informes de post acción alemanes registraron la detección de los primeros blindados soviéticos en la Cota 252.2 a las 10:15 horas, horario de Moscú.

Este registro coincide con un informe de la 31.ª Brigada de Tanques que atacó detrás de la 32.ª Brigada de Tanques: «A las 10:30 los carros de combate llegaron hasta las inmediaciones del Koljós Oktiabrskij»(70). A todas luces parece absurdo pensar que los carros de combate soviéticos hubiesen necesitado dos horas para ir desde sus posiciones de partida en torno a Prochorovka hasta la primera línea alemana en el Koljós Oktiabrskij (Cota 252.2).

Kursk 1943, Roman Töppel

Cabe la posibilidad de que los comandantes soviéticos quisiesen dar un descanso a sus tropas antes del ataque y que, finalmente, fijasen el ataque para las 10:00 horas, horario de Moscú, como se había planificado originariamente. El 29.º Cuerpo de Tanques, comandado por el mayor general Ivan Kirichenko, atacó a lo largo de la línea ferroviaria Prochorovka-Belgorod. Contaba con tres brigadas de tanques, una brigada motorizada de fusileros y un regimiento de cañones autopropulsados. Las brigadas de tanques de Kirichenko eran extraordinariamente potentes.

En vez de la dotación teórica de 53 carros combate, cada una contaba con 65 blindados. Al contrario que el resto de brigadas del 5.º Ejército de Tanques de la Guardia, la 32.ª Brigada de Tanques contaba únicamente con carros medios T-34, ninguno ligero. Por eso fue la punta de lanza del ataque. La brigada atacó al norte de la línea de ferrocarril, apoyada sobre la misma y abarcando una anchura de 900 metros en dirección a la Cota 252.2. Inmediatamente detrás de ella, y como parte de la segunda oleada, cargó la 31.ª Brigada de Tanques.

Las dos brigadas, con 130 carros de combate en total, se reunieron en la Cota 252.2 y se lanzaron a toda velocidad sobre las posiciones de vanguardia del 2.º Regimiento de Granaderos Panzer de la Leibstandarte Adolf Hitler. Detrás de la elevación, y aún fuera de la vista de los atacantes, estaba descansando el batallón panzer de la Leibstandarte. Los granaderos panzer alemanes lanzaron bengalas de color violeta para alertar a los blindados, la señal convenida para indicar Panzerwarnung o «peligro de ataque de carros». Sin tener ni idea del alcance de la masa de carros de combate con la que se iba a encontrar, el Obersturmführer von Ribbentrop se desplazó a la cota con siete Panzer IV con el objeto de detener a los carros de combate soviéticos […]

[…] Los blindados de las 32.ª y 31.ª Brigadas de Tanques bajaban la ladera suroeste de la Cota 252.2 a toda velocidad con el propósito de embestir a las formaciones panzer alemanas. Fue en aquellos precisos momentos cuando su propia zanja anticarro se convirtió en su ruina: algunos carros cayeron directamente al foso por no haber sido divisado por sus comandantes. Otros intentaron «saltarlo» a toda velocidad.

Los pocos que lo consiguieron fueron presas de inmediato del fuego enemigo, quedando fuera de combate. La mayor
parte de los comandantes de carro soviéticos redirigieron sus blindados hacia el sur con la intención de alcanzar el único paso por el foso, que se encontraba en el camino que discurría junto al talud del ferrocarril. Esta solución resultó más catastrófica aún, ya que los carros soviéticos se embotellaron frente al paso. Los blindados de la Leibstandarte estaban al otro lado de la zanja y dispararon sobre las dos brigadas de tanques soviéticas sin perder ni un sólo carro […]

Nota 70. Otčët o boevych dejstvijach 29 tankovogo korpusa za period s 7.7. po 24.7.43 g., p.4, Copia en la colección del ZMSBw.

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