Se ha de remarcar que el Decreto del 4 de Mayo se apoyaba en gran medida en las quejas expuestas por los realistas en “El Manifiesto de los Persas”, basándose en éste el rey para suprimir definitivamente la labor de las Cortes de Cádiz basándose en la ilegalidad de estas.
Así lo expresa Fernando VII en su Decreto: “Con esto quedó todo a la disposición de las Cortes : las quales en el mismo día de su instalación , y por principio de sus actas , me despojaron de la soberanía , poco antes reconocida por los mismos Diputados, atribuyéndola nominalmente a la nación para apropiársela así ellos mismos, y dar a este después, sobre tal usurpación, las leyes que quisieron, imponiéndole el yugo de que forzosamente las recibiese en una nueva Constitución, que sin poder de provincia, pueblo ni Junta y sin noticia de las que se decían representadas por los suplentes de España e Indias, establecieron los Diputados, y ellos mismos sancionaron y publicaron en 1812.
Este primer atentado contra las prerrogativas del Trono, abusando del nombre de la nación fue como la base de los muchos que a este siguieron; y a pesar de la repugnancia de muchas Diputados , tal vez del mayor número, fueron adoptados y elevados a leyes, que llamaron fundamentales, por medio de la gritería, amenazas, y violencia de los que asistían a las galerías de las Cortes, con que se imponía y aterraba; y a lo que era verdaderamente obra de una facción , se le revestía del especioso colorido de voluntad general, y por tal se hizo pasar la de unos pocos sediciosos, que en Cádiz y después en Madrid, ocasionaron a los buenos cuidados y pesadumbre.”
Como podemos ver “El Manifiesto de los Persas” tuvo gran importancia en la decisión final de Fernando VII, sin embargo el manifiesto no es únicamente un documento alabando a la monarquía tradicional y criticando al liberalismo de Cádiz. “El Manifiesto de los Persas” fue un documento firmado el 12 de Abril de 1814 en Madrid, ratificado por un total de 69 diputados a Cortes de tendencia realista, liderados por Bernardo Mozo de Rosales (quien sería posteriormente nombrado ministro de Gracia y Justicia).
Como fieles al rey, estos diputados criticaron duramente en su obra la labor llevada a cabo por las Cortes, ya que entendían que aparte de no tener autoridad para atribuirse la soberanía, estas se habían limitado a copiar para España las nuevas ideas procedentes de la Revolución Francesa (lo que no tenía sentido en un momento en el que la nación estaba precisamente combatiendo a los franceses); aún a pesar de ser totalmente ajenas a la tradición española. Además se criticaba que las Cortes actuasen bajo la premisa de la libertad, adoptando tal concepto como algo propio y exclusivo de los liberales, pero sin embargo realmente actuasen obstruyendo en la medida de lo posible con gritos e insultos las actuaciones de los realistas e incitasen al pueblo en contra de los realistas, ejerciendo sobre estos una falta de libertad y una opresión que casarían más bien con el despotismo, con el que tanto atacaban a la monarquía.
Estos diputados realistas justificaron en su manifiesto su defensa de la monarquía basándose en el hecho de que esta estaba amparada por la voluntad divina, a la vez que estaba subordinada a las reglas fundamentales del estado. Además se basaba en la razón al haber sido establecida por voluntad propia de los primeros hombres que escogieron a sus monarcas. También justificaron que la diferencia entre un rey y una república es que el primero puede ser limitado, mientras que la segunda no. Son todos estos motivos por los que los que estos 69 diputados realistas solicitaron al rey la derogación de todos los decretos establecidos por las Cortes de Cádiz y que no aceptase los términos de la Constitución.
Como hemos dicho el manifiesto no se limita exclusivamente a criticar el liberalismo, sino que también reclama cambios puesto que al igual que los liberales los realistas tampoco deseaban que Fernando VII se limitase a restablecer el sistema anterior a 1808. Los realistas defendían que tras la marcha de Fernando VII era necesario convocar Cortes, pero no como habían hecho los liberales, si no de acuerdo a las leyes y costumbres de España (entendían que España ya contaba con una constitución natural, arraigada en su historia, muy superior a la Constitución que se había impuesto ilegítimamente en Cádiz). De este modo los realistas buscaban reformar las instituciones pero de acuerdo a los usos y costumbres antiguas.
Defendían las Cortes tradicionales españolas por estamentos con la finalidad de establecer una monarquía moderada por las antiguas Leyes Fundamentales del reino, donde las leyes estuvieran por encima de los reyes y estos no pudieran actuar injustamente contra sus súbditos. Los realistas manifestaron que estas antiguas Cortes se expresaban en los humildes títulos de consejo, súplica o petición, pero a pesar de ello el rey estaba obligado a responderlas, dándose así un pacto entre el reino y el rey. Este antiguo modelo medieval fue establecido como modelo ideal por estos partidarios de establecer nuevas Cortes estamentales con las que moderar la monarquía y establecieron la época del gobierno de los Austrias en España como una época de despotismo ministerial, inaugurada por Carlos V, que daría pie al estallido de la rebelión de los comuneros. Criticaban que desde aquel momento las Cortes se habían mantenido a imagen de la de los siglos anteriores, pero con la única función de obtener impuestos. En respuesta a esto los realistas reivindicaban que las Cortes volviesen a recuperar su antiguo poder y competencias sobre los asuntos políticos de mayor gravedad.
De este modo los diputados realistas reclamaban al rey los derechos de sus provincias tras haber demostrado el origen causante de los males de la nación, tratando de emprender un movimiento renovador que estableciese reformas que no rompiesen con la tradición. De tal forma se buscaba reformar la monarquía tradicional, la anterior al año 1808, sin poner en entredicho sus fundamentos doctrinales básicos.
De este modo el documento finaliza con la petición al rey de celebrar Cortes al estilo de las antiguas, de acuerdo a las leyes, fueros, usos y costumbres de España y que se suspendiesen los efectos de la Constitución y los decretos dictados en Cádiz.
Para finalizar diremos que el “El Manifiesto de los Persas”, a pesar de la exacerbada crítica que encierra contra el liberalismo, puede ser entendido como un documento de gran importancia por sus ideas reformistas. Además a través de su defensa a ultranza de la monarquía tradicional y católica, y de los fueros y usos de España, podemos ver un antecedente que dará pie posteriormente al desarrollo realista de la ideología carlista centrada en los ideales de Dios, la Patria y el Rey, que guardan una gran semejanza ideológica con lo manifestado en 1814 en “El Manifiesto de los Persas”.
Viene de El Manifiesto de los Persas (1ª Parte)
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Bibliografía
http://www.saavedrafajardo.org/archivos/NOTAS/RES0079.pdf (2/11/2015)
http://www.cervantesvirtual.com/obra/real-decreto-de-fernando-vii-derogando-la-constitucion-valencia-4-mayo-1814/(2/11/2015)
http://revistaaportes.com/index.php/aportes/article/view/111/81 (2/11/2015)
http://www.congreso.es/constitucion/ficheros/historicas/cons_1812.pdf (2/11/2015)
http://www.congreso.es/docu/constituciones/1812/persas.pdf (2/11/2105)
Otra cosa que convendría resaltar es que los lierales una vez en el poder dieron ascensos y cargos a los que les bailaron el agua mientras que a los que siguieron declarandose realistas los postergaban.
Así El Empecinado o Mina fueron asendidos de forma vertiginosa en el escalafón y por eso se hicieron liberales……………..