Playa Omaha hora a hora (V) – 75.º Aniversario: 7:40-8:10 a.m.

Los alemanes se percatan de que los norteamericanos se están refugiando detrás del remonte del final de la playa y comienzan a emplear fuego de mortero contra ellos.

Edward K Regan inmortalizado por Robert Capa

Con las explosiones de las granadas los chinarros de esa zona de la playa vuelan por los aires como si fuera metralla. La lancha en la que ha llegado Ernest Hemingway recibe órdenes de evacuar a una buena cantidad de soldados que han sido heridos cuando ha estallado una lancha de desembarco a poca distancia. La marea está subiendo y muchos espárragos de Rommel están quedando sumergidos. Los soldados tratan de retirarlas a mano, tratando desesperadamente de no tocar las minas. Pese a estar en el campo de tiro de un cañón contracarro, logran trasladar a todos los heridos a la lancha de evacuación. Hemingway se asombra al contemplar que el cañón no les tira.

Todavía en el agua, frente a Playa Omaha, Robert Capa se arrastra detrás de un carro anfibio calcinado. Está rodeado de cadáveres que flotan en el agua. Está tomando fotografías de la tropa, soldados apiñados detrás de los obstáculos o abriéndose paso lentamente hasta la orilla. El soldado Edward K. Regan ha llegado a tal grado de agotamiento que se desmorona en el agua poco profunda. Capa inmortaliza el momento.

Se convertirá en su fotografía más famosa. Cuando Regan regresó a casa en Virginia al año siguiente su madre le mostró la fotografía recortada de la revista Life. «Mira, eres tu, ¿verdad?». Mientras los proyectiles caen a su alrededor, Capa no separa el ojo del visor de su cámara Contax.

Tras desembarcar en Omaha el contingente de soldados, TNT y bazucas, y subir a bordo a los heridos de la lancha en llamas de al lado, la Higgings de Hemingway parte en dirección al destructor que había dejado tres horas antes.

Robert Capa ha dejado de tomar fotografías y se ha tumbado en el rompeolas todo lo que puede. La ligera curvatura de la orilla le proporciona alguna protección. Se repite a sí mismo una frase que había oído en numerosas ocasiones en la Guerra Civil española: «Es una cosa muy seria, es una cosa muy seria».

8:05 a.m. La lancha LCI 91 se dirige a Omaha. Un proyectil alemán incendia la bombona de combustible de un lanzallamas que lleva un soldado a la espalda. Éste sale volando y chorros incandescentes se derraman por toda la embarcación. Mueren 22 hombres entre soldados de infantería y tripulantes. A unos 5 kilómetros de Omaha, un fotógrafo norteamericano de primera línea, Seth Shepard, a bordo de la LCI 92, mira como la dotación del cañón de proa se agarra para mantener el equilibrio ante las arremetidas de las olas que rompen en la proa.

Por delante de la LCI 92 van docenas de pequeñas lanchas de desembarco, y más allá, columnas de humo se elevan al cielo procedentes de vehículos que se hallan en la playa. De repente, su corazón se acelera. Ahora empieza a distinguir a hombres que corren para ponerse a cubierto en la orilla. Entonces oye al timonel decir, «¡parece que vamos a tener un desembarco movido!». Los dos sanitarios lo oyen y corren a poner su equipo en orden. Shepard ve a la LCI 91 en llamas. Continuará ardiendo 18 horas más.

Viene de Playa Omaha hora a hora (IV) – 75.º Aniversario: 7:35-7:40 a.m.

Sigue en Playa Omaha hora a hora (VI) – 75.º Aniversario: 8:10-8:20 a.m.

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