Operaciones de armas combinadas: la 80.ª División de Infantería cruza el río Mosela (I)

Dos semanas después de celebrar su segundo aniversario, el 15 de julio de 1944, la 80.ª División de Infantería desembarcó en el norte de Francia y se unió al Tercer Ejército de Estados Unidos para participar en la Operación Cobra.

Cruce del Mosela, 80.ª División

En la víspera del primer combate importante de su división en Argentan, el general Horace L. McBride, escribió en la Orden General N.º 14: «podemos mirar hacia atrás tras dos años de entrenamiento variado e intensivo que… se pondrá a prueba en un futuro próximo… los miembros de la División pueden entrar en combate con confianza en sí mismos, en sus camaradas y en sus unidades».

Los comentarios de McBride no eran simples palabras de aliento; la 80.ª División de Infantería parecía especialmente preparada para llevar a cabo operaciones de armas combinadas en comparación con otras divisiones entrenadas por el Ejército de Tierra (AGF) en la Segunda Guerra Mundial (WWII).

A diferencia de la mayoría de las divisiones de infantería que el ejército dotó, equipo y entrenó en la Segunda Guerra Mundial, la 80.ª División de Infantería experimentó un periodo de entrenamiento y una continuidad de liderazgo poco habituales. La 80.ª División de Infantería se entrenó durante 23 meses antes de embarcarse para Europa en julio de 1944, en comparación con la media de 12 meses de otras unidades del ejército. De las 64 divisiones desplegadas entre 1942 y 1944, solo 20 se entrenaron en maniobras como una unidad completa, de las que 13 se entrenaron en el cacareado Centro de Entrenamiento del Desierto (DTC); la 80.ª División de Infantería hizo ambas cosas.

La 80.ª División de Infantería experimentó también una inusual estabilidad de liderazgo al más alto nivel; el general al mando, McBride, dirigió la división durante todas las maniobras de adiestramiento y durante las operaciones de combate de la división en Europa, que culminaron con la rendición del Sexto Ejército alemán en Austria. El comandante de la división, el segundo al mando de la misma y el comandante de la artillería estudiaron en la Escuela de Mando y Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos y en la Escuela Superior de Guerra durante el período de entreguerras, lo que contribuyó a la observación del mariscal Gerd von Rundstedt de que «no nos explicamos la diferencia de vuestro liderazgo en la última guerra y en ésta… ahora encontramos a todos vuestros comandantes de cuerpo buenos y de igual calidad».

A pesar de esta inusual y prolongado periodo de tiempo de entrenamiento antes de entrar en combate, la 80.ª División de Infantería no logró cruzar el río Mosela en su primer intento en septiembre de 1944. La división tuvo dificultades para aplicar la doctrina de cruce de ríos del ejército estadounidense, realizar maniobras de armas combinadas y arrebatar la iniciativa al ejército alemán. Ello se manifestó a través de la dificultad en la aplicación de las distintas fases y transiciones que permiten mantener el impulso y la gestión del riesgo durante el cruce del río Mosela.

Las dificultades iniciales de la 80.ª División de Infantería y su posterior éxito en la aplicación de la doctrina en el cruce del río Mosela proporcionan información a los mandos actuales de las divisiones y cuerpos del Ejército de Estados Unidos que entrenan a sus unidades para preparar operaciones de combate a gran escala que impliquen cruces de ríos y, por tanto, maniobras de armas combinadas.

El Manual de Campaña (FM) 100-5, Operaciones, definía las armas combinadas en 1941 como «la acción combinada de todas las armas y servicios», y las consideraba «esenciales para el éxito». Este estudio utiliza cuatro de los diez elementos del arte operacional definidos en la Publicación de Referencia de Doctrina del Ejército (ADRP) 3-0, Operaciones, para medir la eficacia de la 80.ª División de Infantería en la aplicación de la maniobra de armas combinadas en el cruce del río Mosela: «tempo», fases y transiciones, riesgo y culminación. El «tempo» se refiere a la velocidad y el ritmo relativos de las operaciones militares en el tiempo con respecto al enemigo.

Una «fase» es una herramienta de planificación y ejecución utilizada para dividir una operación en duración o actividad; las «transiciones» marcan un cambio de enfoque. Los mandos aceptan el «riesgo» mientras buscan oportunidades para crear y mantener las condiciones necesarias para tomar, retener y explotar la iniciativa y lograr resultados decisivos. Una unidad llega a la «culminación» cuando ya no tiene capacidad para continuar su forma de operaciones, de ataque o de defensa.

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