La Guerra Dakota de 1862 (VII). Emboscada en Redwood Ferry.

Aquel 18 de agosto de 1862, Fort Ridgely no tenía nada que ver con la idea que más comúnmente tenemos de un fuerte de la frontera. Por un lado, ni siquiera era un “fuerte”, sino un mero conjunto de edificios sin empalizada alguna que los protegiera; y por otro, su “guarnición” ascendía a tan solo dos oficiales y setenta y seis suboficiales y tropa de la Compañía B del 5.º de Infantería de Minnesota. De los dos oficiales, uno, el capitán John S. Marsh, tenía experiencia de combate pues había luchado en la primera batalla del Bull Run, pero aquello no tenía nada que ver con una guerra india en la que las tácticas más comunes serían las escaramuzas y las emboscadas; y el segundo, el teniente Thomas P. Gere, era un joven de diecinueve años sin experiencia alguna.

Un sargento del 5.º de Infantería de Minnesota

Por suerte, los defensores de Fort Ridgely tenía una baza a mano, un destacamento de cincuenta hombres de la Compañía C de su mismo regimiento que, bajo el mando del teniente Timothy J. Sheean, había partido el día anterior con destino a Fort Ripley, y lo primero que hizo Marsh, muy acertadamente, fue enviarle un correo para que volviera a toda prisa. Sin embargo, a continuación decidió jugar con los tiempos. Con la seguridad de que la columna que había partido el día antes llegaría a tiempo para enfrentarse a cualquier amenaza, Marsh decidió dirigirse hacia la zona de conflicto con cuarenta y seis hombres, dejando el fuerte en manos del joven Gere con los efectivos restantes. Se abría así una ventana de tiempo en la que Fort Ridgely quedaba prácticamente desguarnecido.

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La Guerra Dakota de 1862 (VI). Estallido.

La mecha prendió el 17 de agosto, cuando cuatro jóvenes Mdewakanton del pueblo de Rice Creek volvían de una expedición de caza al norte del Minnesota con las manos vacías. Al pasar junto a una de las granjas de Acton, uno de ellos cogió varios huevos del nido de una gallina que tenía dueño. Al principio, parece que sus propios compañeros se opusieron, avisándole de que tendrían problemas; al final, los cuatro decidieron ir a buscar pelea contra el dueño de la gallina, al que siguieron a una cabaña de troncos donde se reunía con su familia. Sin embargo, una vez allí todo fueron buenas palabras y los indios incluso decidieron retar a los colonos a un concurso de tiro. En un acto de lo que luego se llamaría perfidia india, aunque tal vez fuera simplemente perfidia humana, los cuatro nativos giraron sus armas contra sus anfitriones y dispararon, matando a cinco de ellos, dos de ellos mujeres, que no estaban armadas. Todo había sido atrevimiento y odio, un estallido repentino que acabó cuando los cuatro asesinos robaron otros tantos caballos para marchar a todo galope de vuelta a su poblado.

warriors
Una partida de guerra Dakota.

Toda acción de este tipo exige cierto grado de alarde, pero tal vez fue excesivo que, cuando llegaron a su poblado al anochecer, los cuatro jóvenes anunciaran a voz en grito lo que habían hecho. Para los más ancianos eran malas noticias. Aprovechando la excusa los blancos se negarían a entregar la comida y el dinero, enviarían soldados para castigar a todo el mundo y exigirían la entrega de los cuatro protagonistas de la historia. Sin embargo, los guerreros de la tribu no estaban de acuerdo. Se reunieron de inmediato y, aunque hubo mucha discusión, al final aprobaron la acción y decidieron que había llegado el momento de hacer la guerra al hombre blanco y recuperar las tierras.

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