Laureada de San Fernando – Sebastian Vila Olaria

Os dejamos hoy una nueva entrada de la serie GEHM Laureados de San Fernando. A cargo de Josep María Osma, nuevo colaborador del GEHM.

Capitán Sebastían Vila por el pintor Pedro Barceló Oliver

Sebastián Vila Olaria nació el 24 de enero de 1896 en el actualnº 42 de la palmesana calle de Oms, siendo hijo del Teniente Coronel Miguel Vila Palmer y de María de los Ángeles Olaria Más. A los 16 años, y tras haber cursado estudios primarios y de bachiller en el Instituto Balear, y seguramente a la influencia militar de su familia, ya que su padre era miembro del Ejército, con el añadido que su tío paterno, Antonio Vila, era capellán castrense, es admitido, con una alta puntuación de examen, como cadete en la Academia de Infantería de Toledo, donde empezó su carrera de las armas.

Tras tres años, dos meses y diez y siete días, de haber finalizado sus estudios de milicia con aprovechamiento, por Real Orden de 5 de noviembre de 1915 recibe el despacho de segundo teniente siendo su primer destino el Regimiento de Infantería Navarra nº 25, en Lérida, aunque poco estuvo en él, ya que en junio del año siguiente sienta plaza en el Regimiento de Infantería Inca nº 62. La vida cuartelera y de maniobras le sentía monótona. Por la prensa tiene conocimiento que muchos españoles luchan con denuedo y caen en combate en África. El 6 de febrero de 1916, con el permiso de su Coronel, Rafael Romero Carballo, se incorpora voluntariamente al Regimiento de Infantería África nº 68, en Melilla. En ese nuevo destino presta innumerables servicios de marchas y patrullas e instruye a los nuevos reclutas. Asciende a Primer Teniente por Real Orden de 16 de noviembre del año siguiente.

Habiéndole sido concedida la Medalla al Merito Militar con distintivo Rojo por los servicios prestados en Marruecos, en plena Semana Trágica de Barcelona, se le destina a esa capital catalana, y poco tiempo después al Regimiento de Infantería de Inca nº 62, siendo destacado en Palma.

El 20 de abril de 1920, el Teniente Coronel José Millán-Astray y Terrenos crea el Tercio de Extranjero teniendo como segundo Jefe al Comandante Francisco Franco Bahamonde, futuro Jefe del Estado Español. Nuestro Sebastián deja su cómodo destino en Mallorca y se incorpora a esa nueva unidad militar siendo destinado a la Primera Bandera, en la columna que establece una línea defensiva y de comunicación entre el Mar Mediterráneo y el OcéanoAtlántico.

Asciende a Capitán y se le da el mando de la 14 Compañía de Tarfesit, cuyo campamento base se hallaba en Sidi-Guariach hasta que se trasladó a Dar Quebdani, actuando en protección de convoyes y marchas. El 18 de agosto de 1923, la compañía de Vila establece contacto con el enemigo; en un momento de la lucha, unos de sus hombres es abatido, y nuestro aguerrido Capitán acude en su auxilio logrando poner en huida a los moros que iban a rematar al legionario herido e intentando llevarlo sobre sus espaldas a un lugar seguro, pero de nuevo los marroquíes vuelven a la carga disparando sin cesar haciendo que sus proyectiles impactasen en los cuerpos de los dos españoles. Los demás legionarios logran retirarlos del fuego de los rifeños. El legionario herido es evacuado pero Vila se niega a secundarlo y se pone de nuevo al mando de su tropa. Horas después, llega el resto de la columna y Sebastián es llevado a un hospital de campaña donde fallece minutos después.

Sus restos mortales recibieron sepultura en primera instancia en Sidi- Mesaud, hasta que el 14 de octubre de 1928 fueron trasladados con todos los honores militares al cementerio de la Purísima Concepción en Melilla siendo enterrado en el Panteón de los Héroes con honores militares y con asistencia del Comandante Jefe de la 2ª Bandera del Tercio de Extranjeros Juan Domínguez Ramírez, oficiales y tropa, siendo la caja mortuoria portada a hombros por cuatro capitanes de la Legión y escoltados por un piquete de legionarios con arma a la funerala.

Dos semanas después de su heroica muerte, al no haber dejado testamento, sus pertenencias personales fueron entregadas al Juez Togado Militar de Melilla, y que según inventario que consta en acta, eran: una cadenita de plata, una caja conteniendo varias cartas recibidas de amigos y familiares, una medalla religiosa, un escapulario, un rosario, carnet de identidad, varias fotografías, reglamentos militares, el uniforme que portaba cuando falleció al que en el pantalón le faltaba una pierna al seccionársela en el momento de su fallida cura; todos esos efectos fueron entregados meses después a sus familiares residentes en Palma de Mallorca por disposición personal del general Sanjurjo, a la sazón Comandante General de Melilla.

Por Real Orden de 28 de febrero de 1927, Diario Oficial del Ministerio de la Guerra nº 49, se le concede, a títulos póstumos, la más alta condecoración militar española, la Cruz Laureada del Tercio de San Fernando y el ascenso a Comandante de Infantería, prestigiosa y la más altacondecoración militar española que fue costeada por sus compañeros y entregada por una representación de los mismos a su hermano Miguel, también perteneciente al Tercio de Extranjeros con el empleo de teniente, quien a su vez la puso en manos de su padre, el Teniente Coronel retirado y en estado de ceguera, Miguel Vila Palmer.

Placa en la casa

El 12 de octubre de ese mismo año, el Ayuntamiento de Palma descubrió en la casa natal de nuestro personaje una lápida, hoy en día visible, perpetuando su memoria, y el 31 de diciembre de 1928 lo nombró Hijo Ilustre de Palma, siendo colocado en el Salón de Plenos de Ayuntamiento de la ciudad un cuadro pictórico (la que encabeza la entrada) realizado por el insigne pintor mallorquín Pedro Barceló Oliver; por su parte, Santanyí, pueblo mallorquín del cual descendía por su padre, lo declaró Hijo Adoptivo en sesión extraordinaria el 3 de marzo de 1927; en ambas poblaciones tiene dedicada una calle.

Finalizo esta breve reseña sobre este héroe español con un fragmento del poema épico EL TRAJE ENSANGRENTADO escrito por su hermana Dolores Vila Olaria:

                                                                                                                             Aquí junto a éstas,

aquí junto al alma.

Me falta la insignia de la Laureada.

Entonces yo a solas

me quedé aterrada.

Comprendí que el nombre

de la Laureada,

significa sangre, sudores y lágrimas.

Y ante tal hazaña, quedé desolada.

Cumplió su deseo.

Murió por España.

Mandaron su traje.

Porque le envolvieron en bandera santa.

Pero un día a solas,

sola con mis lágrimas,

recordé su ruego,

cumplí su palabra.

Y sobre aquel traje ensangrentado

con manchas de barro,

sudores y lágrimas,

doblé mi rodilla,

la frente muy alta,

pensando en España

retuve mis lágrimas,

besé aquel despojo

de herencia sagrada.

¡Y allí junto aquellas!

¡Allí junto al alma!

Prendí las insignias

de la Laureada.

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