Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXIV): Bombas pilotadas. El origen de la Ohka

La única aeronave diseñada específicamente para las misiones suicidas que llegó a estar plenamente operativa en la Segunda Guerra Mundial fue la Yokosuka MXY7 Ohka [Flor de Cerezo]de la Marina Imperial japonesa, que los Aliados llamaron la bomba baka [idiota]. El aparato, un misil pilotado, fue conocido también en Japón como el Jinrai [rayo divino].

El origen de la Ohka se le atribuye a un oficial subalterno, Ens Mitsuo Ohta, un piloto de transporte de. 405.º Grupo Aéreo de la fuerza aérea de la Marina. Como en el caso de otras armas suicidas, el alto mando opuso en un primer momento una resistencia simbólica. Pero cuando los diseños preliminares de Ohta y el Instituto de Investigación Aeronáutica de la Universidad de Tokyo fueron entregados en el Dai-Ichi Kaigun Koku Gijitsusho (Primer Arsenal Aerotécnico Naval) en Yokosuka, se tomó rápidamente la decisión de continuar delante con el desarrollo del arma. Debe destacarse que la aprobación del proyecto y la recluta de personal comenzaron en agosto de 1944, unos dos meses antes de la formación de las primeras escuadrillas kamikaze «oficiales» por parte del almirante Onishi.

Un equipo liderado por el capitán de corbeta Tadanao Miki trabajó intensamente en la producción de las primeras 10 Ohka operativas a finales de septiembre de 1944, junto con un número de prototipos sin motor para pruebas de vuelo. Durante estas pruebas, que se iniciaron en el mes de octubre, los prototipos de las Ohka, con motor y sin motor, fueron lanzados desde la panza de bombarderos Betty. El primer vuelo con motor se efectuó en Kashima, cerca de Sasebo, por el teniente Kazutoshi Nagano, que informó de que la Ohka era más fácil de pilotar que un Zero. Su entusiasmo no era compartido por otros pilotos de pruebas. Uno de ellos describió el aparato como un «ataúd volante».

En cualquier caso, la Marina japonesa decidió continuar adelante y encargó la puesta en marcha de la producción en masa incluso antes de estudiar los resultados de las pruebas. El programa no fue detenido pese a la muerte durante las pruebas de dos de sus pilotos en noviembre. Uno de ellos, el teniente Tsutomo Kariya, murió cuando su Ohka entró en pérdida justo después de ser lanzada de su avión nodriza. El otro, Kita, murió en un aterrizaje forzoso.

El Ohka Modelo 11 fue el único que entró en acción. Se construyeron 155 unidades en Yokosuka y 600 en el Primer Arsenal Aeronaval entre septiembre de 1944 y marzo de 1945. Este pequeño monoplano de ala corta, con un fuselaje de aleación de aluminio con alas y estabilizadores de madera, estaba propulsado por tres cohetes de combustible sólido montados en el fuselaje detrás de la cabina.

La cabina ofrecía un excelente diseño para ser una nave de una sola misión. En aparatos capturados, los Aliados observaron que el asiento del piloto iba protegido por una plancha blindada de entre 7,62 y 15,24 mm y contaba con un reposacabezas acolchado de goma. El panel de instrumentos era simple, ya que los pilotos no tendrían mucho entrenamiento. Contaría con una palanca de control, los interruptores para poner en marcha los cohetes, brújula, altímetro, giroscopio, anemómetro y una palanca para armar las espoletas de la cabeza de guerra (espoletas de impacto montadas en el morro). El piloto contaba con un dispositivo de apertura rápida de la carlinga, un detalle meramente simbólico, pues tenía pocas probabilidades de poder saltar durante la aproximación final de su ataque. Justo delante de la carlinga se montó un punto de mira en el fuselaje y un poco más hacia el morro se hallaba el punto de sujeción a la nave nodriza.

El Modelo 11 fue diseñado para ser llevado y lanzado por un bombardero medio Mitsubishi G4M2e Modelo 24J. En esta variante del Betty, se retiraron las compuertas del compartimiento de bombas al objeto de poder llevar a la Ohka en una posición algo retrasada respecto de la panza del bombardero. Los pilotos aliados llamaban a este bombardero «mechero de un solo tiro» porque se le había retirado la protección blindada a los depósitos de combustible en aras a una mayor autonomía, debilidad que se acrecentaba llevando a una Ohka enganchada en la panza.

Viene de Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXIII): Las misiones especiales de los submarinos portaaviones

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies