La batalla de Suomussalmi (II). Siilasvuo al ataque.

Una vez presente con su regimiento a las afueras de Suomussalmi, ocupada por los soviéticos, el coronel Hjalmar Siilasvuo se preparó para pasar a la ofensiva. En aquella región llena de bosques y lagos de formas inverosímiles, dominada por la nieve y cuyas carreteras eran estrechas y los caminos prácticamente eran inexistentes, las grandes ventajas de los finlandeses eran que estaban acostumbrados a aquellas terribles condiciones meteorológicas, su capacidad para aprovechar el terreno y sus conocimientos de esquí para desplazarse con rapidez. Aprovechando que cada uno de sus hombres estaba mejor preparado para el combate que se avecinaba que el soldado soviético medio, el jefe finlandés decidió hacer algo inverosímil frente a una fuerza numéricamente superior: separar su unidad. Envió un destacamento al nordeste de Suomussalmi para atacar directamente el pueblo, despachó otro hacia bloquear la carretera de Juntusranta (la del norte) y se quedó con el grueso para ir a cortar la carretera de Raate.

El coronel Hjalmar Siilasvuo (1892-1947)

Con los soviéticos presionando hacia el ferry que cruzaba el lago Haukiperä desde primera hora del día 10 de diciembre, Siilasvuo no tenía tiempo que perder, y sus tropas se pusieron en marcha al día siguiente. Poco se sabe en estas jornadas sobre la fuerza enviada hacia el nordeste de la localidad, que muy probablemente tuvo que hacer un arduo recorrido por el norte para cruzar el lago Kianta, algo más sabemos de los hombres enviados a cortar la carretera del norte, que conseguirán su objetivo y, al principio, obligaron a los soviéticos a refugiarse en el interior del pueblo, pero poco después un contraataque los expulsó hacia el norte.

El grupo de Siilasvuo fue el que tuvo más éxito. Eran más numerosos, pero con el fin de aligerar sus desplazamientos su jefe decidió dejar las ametralladoras atrás. Esta iba a ser una misión para los fusileros. La tropa se desplazó por la orilla sur del lago Haukiperä, más allá del ferry, hasta llegar a un estrechamiento, donde cruzaron su superficie helada para llegar a la carretera justo donde pasaba entre los lagos Kuomas y Kuivas. Allí, los finlandeses dejaron un grupo que defendiera su retaguardia mientras ellos avanzaban de vuelta hacia Suomussalmi, siguiendo la carretera, por la orilla norte del lago. Durante su avance se encontraron con algunos destacamentos soviéticos que, al no esperarse un ataque desde la retaguardia, fueron derrotados con rapidez. Al anochecer tenían cinco kilómetros bajo su control y se hallaban a dos del pueblo. En aquel momento la temperatura alcanzaba los 40 º bajo cero.

El 12 y el 13 de diciembre siguieron los combates, otra vez con unas temperaturas bajísimas, tanto, que los finlandeses tuvieron que abandonar varios camiones de los que se habían servido el día 11 (probablemente capturados a los rusos) pues sus motores se habían congelado. Durante la jornada del 12 consiguieron tomar un altozano que dominaba la carretera y, tal vez (en este día o en el siguiente, según las fuentes) se enfrentaron al primer contraataque acorazado de la campaña. Para los soldados finlandeses, aquellos monstruos de acero supusieron al principio un shock importante, pues eran totalmente inmunes al fuego de fusilería, pero pronto se dieron cuenta de que sus movimientos eran torpes, estaban mal apoyados por la infantería y, sobre todo, no podían penetrar en los bosques o hacer fuego efectivo a través de las densas arboledas, un hecho que los esquiadores finlandeses aprovecharon para “desaparecer” y “resurgir” a voluntad. La jornada del 13 terminó con las fuerzas atacantes a la altura del ferry, muy cerca ya del pueblo, instalados sobre otra de las colinas que dominaban el paisaje, esta vez sin haber sufrido bajas pues había sido abandonada voluntariamente por los soviéticos.

Un carro de combate soviético capturado por los finlandeses.

Con este avance, y un asalto lanzado contra el pueblo al anochecer, tal vez a cargo de la columna que había partido hacia el nordeste de la localidad, que para entonces debía de haberse unido al grueso, los hombres de Siilasvuo habían conseguido dividir a la 163.ª División en cinco mottis, aproximadamente: uno al oeste de Suomussalmi, al otro lado del lago, otro en la propia localidad, otro más junto al embarcadero del ferry y los dos últimos sobre la carretera.

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