El Arte Operacional del Ejército Rojo

Los memorialistas alemanes, y buena parte de la primera historiografía sobre la segunda guerra mundial, se encargaron en su momento de dar una explicación muy clara a los reveses sufridos por el Ostheer a partir de la segunda mitad del año 1943: los inmensos recursos humanos y materiales del Ejército Rojo. Es decir, que a pesar de ser mucho más eficaces y estar mucho más preparadas, las fuerzas armadas alemanas en el este fueron derrotadas gracias al rodillo soviético.

 

El Mariscal Tujachevski, padre de la teoría operacional soviética.

 

Sin embargo tal vez no fuera exactamente así. Ya desde los años 20 y 30 el Ejército Rojo, gracias a personalidades como Tujachevski, Isserson, Triandafilov o Varfolomeev, por citar a los más relevantes, había desarrollado una teoría operacional compleja, la de la <<batalla en profundidad (Operativnoe Isskustvo)>> Este es el concepto que queremos explicar en esta entrada.

Para empezar, debemos anotar que esta teoría se basaba en concebir lo militar, la guerra, como un SISTEMA. Dicho sistema, de un modo parecido a los sistemas biológicos, esta compuesto de multitud de elementos distintos: unidades, mandos, logística, comunicaciones, industria, políticos, obstáculos naturales… todos ellos relacionados por la COMUNICACIÓN, elemento clave que permite que el sistema funcione.

Este sistema, tal y como lo hemos definido, era el blanco de la batalla en profundidad. La teoría partía del hecho de que en las guerras masivas propias de los siglos XIX y XX el sistema ya no podía ser destruido de un solo golpe, en una gran batalla. La batalla, por definición, solo podía aspirar a destruir una parte del mismo, dejando el resto en funcionamiento. Así, los soviéticos crearon el concepto de <<Choque Operacional (Udar)>> cuyo objetivo era desorganizar el sistema, bloquearlo y provocar su derrumbe.

Este <<Udar>> no debía aplicarse en primera línea, sino en el lugar de donde el sistema saca su fuerza, sus órdenes y sus recursos: la retaguardia profunda. Allí era donde este debía ser, no destruido, sino paralizado, en dos modos: horizontalmente, separando a las unidades unas de otras; y verticalmente, separando el frente de la retaguardia. Si se lograba esto, el último recurso que le quedaba al sistema era tratar de recomponerse mediante una retirada general hacia un punto donde sus diversas partes pudieran entrar en contacto y reorganizarse de nuevo. En este proceso las bajas en recursos humanos y las pérdidas de material y suministros eran ingentes.

 

Georgii Isserson, otro de los padres de la teoría que llevó al Ejército Rojo a la victoria en 1945.

 

Además este choque operacional debía afectar, al mismo tiempo, al frente enemigo y a su retaguardia. Para ello los teóricos soviéticos especificaron la necesidad de coordinar perfectamente dos tipos fuerzas bien distintas:

-          Una, móvil y blindada, que penetrara profundamente en el dispositivo enemigo, empleando para ello un gran <<impulso,>> que consistía en la acción sinérgica de tres elementos: velocidad, masa y sorpresa;

-          Y otra, aerotransportada, que se presentara por sorpresa en el otro extremo de la zona de ataque, en el lugar profundo al que debían llegar las fuerzas de penetración.

Esta actuación operacional tenía como requisito imprescindible calcular a la perfección la profundidad exacta que se debía alcanzar: la suficiente para conseguir desorganizar el sistema enemigo, desequilibrarlo; pero no tanta como para perder el impulso y arriesgarse a un contragolpe devastador, o tan poca como para permitir que el enemigo se restableciera antes de tiempo. Si esto se hacía bien, entonces se conseguía que el enemigo abandonar la zona estratégicamente importante que se había pretendido conquistar con la operación militar emprendida.

Ciertamente, era esperable que el enemigo, si tenía recursos suficientes, se restableciera tarde o temprano, reequilibrara su sistema y volviera a formar una línea defensiva-ofensiva. Sin embargo para entonces había perdido PROFUNDIDAD, otro de los conceptos básicos de esta teoría, que también podemos llamar <<espacio estratégico. >>

El carro de combate T-34 fue una de las armas que materialízó la <Batalla Profunda>

 

La caída en desgracia de Tujachevski y de muchos de sus seguidores durante las purgas, provocaron que los conceptos de batalla en profundidad y choque operacional quedaran relegados al silencio. Sin embargo, tras las debacles de 1941 y 1942, la idea acabó por volver, y a partir del segundo semestre del 43 el concepto renació, para ser puesto en práctica posteriormente en grandes operaciones como Bagration, Luov-Sandomierz, Vístula Oder o la ofensiva sobre Berlín (aunque en ninguno de estos casos se aplicó el componente aerotransportado).

 

El Iliushin 2 Shturmovik, fue la otra.

 

Estos planteamientos, muy superiores a los de la blitzkrieg alemana, fueron estudiados por los teóricos occidentales de posguerra, y resultaron tan válidos que serán la base del Field Manual 100-5, de 1986, del Ejército Estadounidense.

Sigue en Masa y Velocidad, el manejo operacional de los Carros de Combate en el Ejército Rojo

8 comentarios en «El Arte Operacional del Ejército Rojo»

  1. Muy interesante Javier.

    Y también al hilo del libro con el que estoy en estos momentos (When titans clashed – David M. Glantz), que también rompe una lanza en favor de que los rusos eran algo más que cantidad contra calidad.

    Aunque, por supuesto, cantidad tenían; sólo hay que ver las tablas con el número de ejércitos que crearon en retaguardia hasta final de 1941. Bien que esos ejércitos estaban mal armados, entrenados y dirigidos, pero consiguieron frenar una debacle que hasta sus aliados occidentales daban por segura en esas fechas.

    El libro refleja una actitud de Stalin diferente a la de Hitler respecto a la dirección de la guerra, ya que, si bien en última instancia todo tenía que pasar por su aprobación, con el tiempo fue confiando en sus mandos de campo y estado mayor, y dejando que estos desarrollaran las operaciones. En el caso de Hitler fue justo al contrario.

    Un saludo.

    Carlos López.

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  2. El Ejército Rojo es uno de los grandes desconocidos de la Segunda Guerra Mundial, a pesar de la inmensa cantidad de información que corre sobre el.

    Con respecto a lo que dices de Stalin, incluso permitía que se le llevara la contraria, eso si, en el proceso de toma de decisiones. Pero siempre se reservó la última palabra. Los últimos meses de la guerra son muy claros en este aspecto: exceso de objetivos al 2º F. Bielorrusia en la operación contra Prusia Occidental y Pomerania; Bloqueó a Zhukov en febrero cuando este quería cruzar el Oder hacia Berlín; Obligó a que se tomara toda Prusia Oriental a un costa altísimo en bajas soviéticas… Un tipo de cuidado ¡Que se lo digan a Tujachevski! (Aunque también hay que decir que, siendo este el jefe supremos del ejército, habiendo criticado publicamente a Stalin, y abogando por unas fuerzas armadas poderosas… se quedó con todos los ases, a la hora de provocar al paranoico).

    Con respecto a la abundancia de medios soviéticos, creo que deberíamos puntualizar que al principio tenía mucho armamento, pero no todo de buena calidad, y al final, cuando tuvieron armamento de calidad, lo que empezaron a escasear fueron los combatientes. Durante los últimos meses de guerra llegaron a enrolar sobre la marcha a los prisioneros que iban liberando. De hecho, en Berlín hubo incidente porque cuando tomaron la carcel de Moabit trataron de enrolar también a prisioneros franceses que estaban allí. Estos se negaron, y casi acaban fusilados.

    Saaaludos.

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  3. Los que está claro es que los generales rusos no se destacaron por su preocupación acerca de las bajas propias, algo que habría sido impensable en el ejército americano, por ejemplo.

    Por alguna parte leí, que en la lucha contra el eje, los ingleses pusieron el tiempo, los americanos el material y los soviéticos la sangre.

    Por supuesto es una expresión muy simplista de algo tan enorme y complicado como fue esa guerra, pero creo que tiene un punto de verdad.

    Saludos a todos.

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    • Cuando el enemigo quiere exterminar a tu pueblo para ocupar lo que considera su «espacio vital», no tiene sentido poner en riesgo la victoria por escatimar unas vidas. Cuando estas viendo que los invasores van llegando a los pueblos, encerrando a todos en un edificio y matándolos prendiendo fuego al edificio; estás dispuesto a sacrificar otras vidas que paren el avance de estos ejércitos de la muerte. Frenar un día de avance nazi sacrificando mil combatientes, evitaba la caída de un pueblito salvando mil vidas de civiles además de desgastar al enemigo hasta su derrota final. Si lo razona desde el punto de vista de los sistemas en las operaciones en profundidad, esto se entiende y justifica. Como decía la Stavka, el tiempo y el espacio son sangre. Cuando el tumor es muy grande, la cirugía debe ser muy grande; con las pérdidas de sangre que esto implica. Para los soviéticos, como para los judíos, la derrota era sinónimo de «solución final» desde el primero hasta el último. Todos los sacrificios son pocos para asegurar la victoria. Sólo había victoria o muerte ¿Estaría usted dispuesto a perder en una cirugía uno de sus seis litros de sangre para extirpar un tumor maligno?

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    • Siempre había sido aficionado a la historia militar pero siempre había leído obras que reflejaban la visión alemana de las hordas asiáticas que ganaron sólo por números sin ningún talento militar o técnico, me quedé muy sorprendido al profundizar en el tema y ver que no fue ni mucho menos así. Me encanta el trabajo que lleváis a cabo.

      @luis Aunque no soy un experto como Javier, en mi caso me he interesado bastante en el tema en los últimos meses, si entiendes bien inglés el artículo en la wikipedia inglesa es muy interesante y bastante completo, además en las referencias encontrarás más libros si quisieras profundizar aún más. http://en.wikipedia.org/wiki/Soviet_deep_battle#cite_note-33
      Los libros de David Glantz son muy buenos y se esfuerza en explicar el Frente del Este sin caer en la tendenciosa visión alemana de postguerra ni en la versión propagandística soviética. «When titan clashes» da un repaso general a toda la guerra en ese frente, explicando muy bien la doctrina soviética sobre operaciones de batalla profunda. Otros libros suyos lo explican más en detalle, algunos son hiper detallados como se ha comentado por aquí alguna vez.

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  4. Los principales aportes de Tujachevsky, Triandafilov, Isserson, Varfolomiev y otros teóricos fue el de las «Teoría de operaciones en profundidad» (Теория глубокиx операции) y el desarrollo del Arte Operacional (Oперативное искусство, que llena el vacío entre estrategia y táctica en las operaciones militares). El concepto de Operaciones en Profundidad era y sigue siendo una estrategia nacional basada en (y hecha a la medida de) la economía, la sociedad, la cultura, la capacidad logística y la posición geopolítica de quien la aplica (en ese momento, la URSS, y ahora adoptada por los ejércitos de EE. UU., Reino Unido, Israel, etc). En esencia, la teoría fundamenta un concepto sistémico de la guerra (político, económico, social y militar), tanto ofensivo como defensivo. En su enfoque ofensivo, se basa en propinar golpes tan demoledores (удари) no en uno, sino en determinados sectores de la defensa del enemigo, que abran paso a la arremetida de unidades altamente móbiles, masivas y potentes (tanques, artillería motorizada, infantería motorizada, aviación, unidades aerotransportadas) hasta la profundidad operativa (развития тактического прорыва до oперативной глубины) necesaria para alcanzar el éxito (оперативный успех). Esta operación es llevada a cabo por uno o más «Frentes» (compuesto de cuerpos de aviación, artillería, ejércitos de infantería de choque (ударная армия) para romper las líneas de defensa táctica en el sitio del «удар»; seguidas de las unidades móviles antes mencionadas que entraban por la brecha explotando la sorpresa, la velocidad, la flexibilidad operativa y la fuerza. En conjunción con otras operaciones en profundidad (paralelas o secuenciales), se alcanzaría la «profundidad estratégica» para impedir que el enemigo pudiese retirarse en orden, recibir refuerzos y reorganizarse. Al cortar al enemigo de su retaguardia, desbordarlo y desarticular sus centros de mando, comunicaciones y capacidad de movilizar reservas, se lograría la paralización de capacidad operativa del enemigo. El objetivo de las operaciones en profundidad no era en sí destruir la fuerza viva y técnica enemiga, sino ante todo su capacidad logística y operativa a tal grado, que la defensa se hiciera más y más difícil, cuando no del todo imposible o irrelevante. Una vez separadas de la profundidad estratégica que podría reforzarlas, y diseccionadas (embolsado) en partes, las fuerzas enemigas carecían de coordinación táctica y operativa y solo le quedaban las opciones de rendirse o ser eliminado por fuerzas concentradas superiores en número y armamento.
    Zhukov puso en práctica la teoría de Operaciones en Profundidad por primera vez en la aplastante derrota infringida a los japoneses y sus marionetas en la batalla de Janjin-Gol en agosto de 1939 (y que llevó a Japón a desistir por completo de una guerra contra la URSS).
    El ejemplo clásico de Operaciones en Profundidad ofensivas es la «Operación Bagratión» (que en realidad engloba varias operaciones con un único objetivo estratégico y supuso para los nazis no solo la cesión de casi todas sus «conquistas» soviéticas, sino también más pérdidas humanas y de equipo que la derrota de Stalingrado; o que todas las pérdidas en el frente del Oeste). Otro ejemplo ofensivo fue la «Operación Urano» que encerró a VI Ejército de Paulus, partes de la IV Panzer y otras unidades en Stalingrado (nuevamente, se trata de operaciones combinadas de varios frentes hasta converger en Kalash y alcanzar su objetivo estratégico). El ejemplo clásico de Operaciones en Profundidad defensivas es la denominada «Batalla de Kursk». Y hubo, como la operación «Marte», intentos fallidos causados por el empecinamiento pseudo-militar de Stalin (después de esta derrota, Stalin «entendió que no entendía» y en la mayor parte de los casos dejó a Vassilievski, Zhukov y a la «Stavka» la elaboración de las operaciones, reservándose solo su aprobación final formal.
    Como todo esfuerzo militar, este tipo de operaciones tiene límites, establecidos por la fuerza viva disponible, su experticia, el de su cuerpo de oficiales, el equipo (cantidad y calidad) y la capacidad logística para concentrarlos, esconderlos moverlos y aprovisionarlos durante la operación. Ya en los años 30, Isserson calculó que el «echelón» de ataque de un «Frente» del Ejército Rojo debía ser de 100 a 120 km de longitud (luego se alargó). Y cada «Frente» requería hasta tres «echelones». En la «Operación Bagration» este fue extendido hasta su agotamiento total a orillas del Vístula. A la vista casi de Varsovia, la capacidad logística del Ejército Rojo quedo agotada por completo.
    Persiste la tendencia a creer que la «Blitzkrieg» era similar a las «Operaciones en profundidad» de los soviéticos, Si en algo se parecen es en que ambas hacen énfasis en el concepto de la movilidad en el combate ofensivo. Pero son muy diferentes: mientras la Blitzkrieg enfatizaba en la importancia del golpe único y concentrado en un punto focal (Schwerpunkt) como medio para una rápida derrota del enemigo, la teoría de las Operaciónes en profundidad subraya la necesidad de Mаскировка («Maskirovka») para confundir al enemigo, múltiples puntos de ruptura causadas por diversas operaciones para crear brechas que impidan al enemigo atenderlas en tiempo y fuerza suficiente, y contar con reservas móviles para explotar rápidamente el éxito táctico y operacional hasta alcanzar la profundidad estratégica.

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