Japón y la Guerra de 1914.

Es imposible no asociar a la marina japonesa con la Segunda Guerra Mundial. Las operaciones que ejecutaron sus portaaviones, especialmente el espectacular asalto sorpresa contra Pearl Harbor, y sus impresionantes acorazados, entre ellos monstruos superpesados como el Yamato y el Musashi, cautivan la imaginación del más frío.

El acorazado Aki, botado en 1904, uno de los grandes buques de la flota nipona de entonces.
El acorazado Aki, botado en 1904, uno de los grandes buques de la flota nipona de entonces.

Sin embargo, Japón había entrado en la escena geopolítica internacional mucho antes. Desde que el comodoro americano Perry abriera el país a la influencia occidental gracias a sus buques, “obligando” a Japón a firmar un tratado que permitiera a los buques estadounidenses reabastecerse en dos puertos japoneses, el país empezó a pasar, a marchas forzadas, de la Edad Media a la Contemporánea. Un buen ejemplo de ello fue la Guerra Ruso Japonesa, pero la cosa no terminó en este punto.

Aliado de Gran Bretaña, el imperio nipón no esperó mucho para entrar en la Primera Guerra Mundial, pues declaró la guerra a las potencias centrales el 23 de agosto de 1914. Hay que decir que no solo los motivaba la alianza. Desde su apertura a occidente, los nipones habían aprendido los modos modernos de la diplomacia de alianzas, querían algo a cambio de sus acciones: más concretamente, las colonias alemanas en el pacífico.

Su primer objetivo fue Tsingtao, en el extremo de la península de Shandong, donde los alemanes tenían una base naval que albergaba su flota del pacífico. A pesar de que los alemanes trataron de concentrarse en dicho puerto lo antes posible, los japoneses fueron más rápidos al desembarcar un contingente en la base de la península para enviarlo a conquistar la base. La pérdida de la oposición iba a obligar a los alemanes a abandonar el pacífico. Saipan y Tiniam, en las Marianas, las Carolinas –con su magnífico puerto en el atolón de Truk–, y las Marshall, fueron cayendo poco a poco en manos de los nipones.

Tropas alemanas en el frente de Tsingtao
Tropas alemanas en el frente de Tsingtao

Con los alemanes fuera del pacífico, el interés del emperador Taisho por la guerra decayó, y cuando los británicos pidieron a sus aliados que apoyaran la campaña Mediterránea enviando barcos a la región, el imperio se limitó a despachar cuatro destructores. Los británicos se sintieron bastante ultrajados por tan escaso apoyo, pero también hay que ponerse en el lugar de la flota japonesa. Tras la batalla de Tsushima, su estrategia naval se basaba en la búsqueda de la “batalla decisiva”, algo que sabían que no iba a tener lugar en el Mediterráneo, y por consiguiente no consideraban que dicho escenario fuera digno de más esfuerzo. Quien sabe, incluso es posible que los propios japoneses se sintieran ofendidos a su vez porque no se les pedía ayuda para combatir en el Mar del Norte, donde operaba la flota germana.

Cuando terminó la contienda, el tratado de Versalles otorgó a los japoneses las colonias alemanas que habían conquistado, y que, salvo Tsingtao a la que renunciaron poco después, conservarían hasta la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, a pesar de esto Japón no tardó en sumarse a los agraviados por el tratado, ya que según su gobierno no se les había dado todo lo que merecían; mientras que los británicos consideraban que, dada su escasa ayuda en el Mediterráneo, ya podían darse con un canto en los dientes.

Posiciones de asedio niponas en China.
Posiciones de asedio niponas en China.

Lo más importante de estos hechos, por otro lado, fue que el Imperio del Sol Naciente acababa de hacerse con una serie de posiciones importantísimas en el pacífico, algunas de las cuales iban a costar sangre, sudor y lágrimas, a los norteamericanos, en el futuro.

2 comentarios en «Japón y la Guerra de 1914.»

  1. Después de la sangría que supuso la guerra con Rusia y los pocos frutos conseguidos en esta, me parece que en realidad los japoneses no tenían mucha gana de más guerra, sobretodo pensando que el escenario asiatico fue mínimo.
    Pero a la intervención occidental contra los sovieticos aportaron 70.000 soldados en Siberia, porque ahí si tenían intereses.

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  2. Respecto a la sangría sacaron buenas lecciones para el poco costoso asedio a Tsingtao.

    Y en realidad los japoneses enviaron más unidades navales al Mediterráneo, y su labor en misiones de escolta fue buena.

    La cuestión era que para Japón el conflicto se libraba al otro lado del mundo, y sus intereses (tras capturar las colonias alemanas) no necesariamente estaban relacionados con éste, aunque enviaron ayuda a Gran Bretaña y participaron en la supresión del motín de Singapur; a fin de cuentas aún había cierto resquemor con Rusia y los intereses en China pesaban bastante y chocaban con Gran Bretaña y EE.UU.

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