Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (IX): el imperio contraataca.

Debía de tener cierta vena testaruda, el general Cadorna, pues nada más cancelarse la ofensiva de marzo a causa del mal tiempo, empezó a planificar un nuevo ataque, siempre en el mismo sitio, el frente del Isonzo. Quien también planificaba, como vimos en la entrada anterior, era el austríaco Holtzendorff, que estaba concentrando fuerzas para atacar en el Trentino. La noticia, por supuesto, acabó por llegar a oídos del alto mando italiano, y Cadorna ordenó al teniente general Brusati, comandante en jefe del Primer Ejército, que ocupara posiciones defensivas en las alturas de los Alpes tiroleses, y se atrincherara en ellas.

Contraataque italiano sobre el río Posina

Pasó el mes de abril, y preocupado finalmente por el aumento de información sobre la inminente ofensiva austríaca, el generalísimo italiano decidió hacer una pausa en sus preparativos para trasladarse al Tirol, cosa que hizo a primeros de mayo. Allí descubrió que Brusati no había hecho absolutamente nada de lo que le había ordenado, al contrario, había estado planificando un ataque propio, por lo que lo relevó inmediatamente del mando y ordenó a su sucesor que iniciara de inmediato el proceso de atrincheramiento. Pero era demasiado tarde.

El 15 de mayo una barrera artillera de alrededor de un millar de piezas se desplomó sobre los italianos del Primer Ejército, con un resultado devastador. A continuación, las tropas de montaña imperiales se abalanzaron sobre ellos, rompiendo el frente y avanzando 8 km en la primera jornada. Seguirían otras, y pronto la propia Padua estaba en peligro. El gobierno italiano dimitió y no parecía haber modo de detener a las tropas austríacas, sin embargo, la ofensiva acabó agotándose, fundamentalmente por tres motivos: la logística no siguió, Cadorna fue capaz de reaccionar con rapidez y enviar refuerzos a toda prisa y los rusos desencadenaron la Ofensiva Brusilov en Galizia, que atrajo la atención del ejército de la doble monarquía hacia otro frente.

La ofensiva austríaca

En lo que al primero de estos factores se refiere, solo debemos imaginarnos las enormes dificultades que debieron sufrir los atacantes para trasladar, por las escasas carreteras de las montañas, todo lo necesario para mantener a su enorme ejército en condiciones de combatir, incluyendo los cañones pasados y sus proyectiles, que tuvieron que ser llevados a mano hasta las piezas. La ofensiva se ralentizó y fue entonces cuando empezó a marcar la diferencia el segundo factor, pues mientras cundía el pánico a su alrededor, Cadorna, en su mejor momento, decidió que el macizo de Asiago sería su última línea de defensa y concentro en él los refuerzos suficientes para detener al enemigo, aprovechando que disponía de excelentes líneas interiores de comunicación para, considerando que los austríacos no iban a ser capaces de atacar también en el Isonzo, trasladar tropas de este frente al Tirol.

Tropas italianas en Asiago

Finalmente, no cabe duda alguna de la importancia que tuvo la ofensiva del Ejército ruso, que todos pensaban que había sido derrotado unos meses atrás pero que, bajo la magnífica dirección del general Alexei Brusilov, desencadenó una operación muy necesaria tanto para los franceses en Verdún como para los italianos en los Alpes. Como Holtzendorff había sacado sus mejores tropas de Galizia para atacar en el Trentino, la ofensiva rusa progresó, y para contenerla, los austríacos tuvieron que renunciar a sus planes y cancelar su ataque. Volverían a intentarlo, pero eso queda en el futuro.

1 comentario en «Italia, 1915-1918. El frente del Isonzo (IX): el imperio contraataca.»

  1. No conocía esta ofensiva austriaca, supongo que para los libros generalistas que he leído sobre la PGM era insignificante. Pero un avance de 8 km en un día es muy meritorio para esta guerra.
    La improvisación y la mala planificación parce que eran habituales en el ejército italiano de esta guerra. Mira que no obedecer la orden. Supongo que era más llamativo preparar una ofensiva.
    Por otra parte el generalísimo italiano era testarudo y en una situación como esta eso puede ser una virtud.
    Siempre he pensado en el what if de ¿qué hubiera pasado? si los Imperios centrales se hubiera fijado con Italia como lo hicieron con Rumanía o antes con Servia. Hubieran podido derrotar totalmente a Italia, o hubiera resultado un bocado demasiado grande…………..
    Muchas gracias por los artículos, me entretienen muy agusto.

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