24 de Julio, Reacciones (1). El Primer Ministro Pasic da Largas.

 

Son las 05:00 de la mañana y su tren acaba de llegar a BELGRADO. Apenas espera antes de ir a visitar a Strandmann, el encargado de negocios ruso (tras la muerte de Hartwig), al que informa de que Serbia no piensa aceptar ni rechazar la nota austríaca, sino que va a tratar de obtener un aplazamiento. Mientras tanto, hará un llamamiento a las potencias (fundamentalmente Rusia) para que protejan a su país. “Si la guerra es inevitable –dice finalmente- lucharemos”.

Pasic, descendiendo de un tren. La escena es posterior, pero sin duda similar a la de aquella mañana.

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EL DÍA DEL ULTIMÁTUM, al final del día. El Valor de un Detalle.

 

A bordo del “La France”, frente a KRONSTADT.

La visita ha concluido y pronto el texto del ultimátum austríaco llegará a Francia y a Rusia donde, a pesar de que llevan dos días hablando de él, los altos políticos de ambos naciones harán como que se han llevado una monumental sorpresa. “Casi exactamente en el mismo momento [en que se despedían el Zar y Poincaré] el ultimátum austríaco fue presentado en Belgrado. Nuestros oponentes también habían decidido mantenerse firmes. En ambos lados pensaban que bastaría con farolear para obtener el éxito deseado; y ninguno de los jugadores pensó que sería necesario llegar hasta el final. La trágica partida de póker había comenzado” (escribió el joven Louis de Robien, agregado a la embajada en San Petersburgo).

René Viviani, el pacifista Primer Ministro francés, quien, rodeado de halcones, acabó perdiendo los nervios.

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EL DÍA DEL ULTIMÁTUM, pasadas las 18:30. Desazón en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Día del Ultimátum, pasadas las 18:30. Desazón en el Ministerio de Asuntos Exteriores.

BELGRADO. El barón Giesl acaba de marcharse y Pacu tiene que actuar.

Para empezar reúne a todos los ministros que están en la capital para analizar el texto entre todos. Según las crónicas, se hizo “un silencio mortal, porque ninguno quería ser el primero en expresar sus pensamientos”. Parece que a pesar de todo y aunque esperaban la llegada del ultimátum, hay cierta sensación de sorpresa entre los presentes, pues habían esperado que los alemanes contendrían a Viena en el último minuto. “No nos queda más opción que oponernos”, dice entonces Ljuba Jovanovic, el Ministro de Educación, que es  el primero en hablar.

Sin embargo, a efectos prácticos nada puede hacerse sin Pasic, y este no parece dispuesto a volver.

Alexander Karadgeorgevic, Príncipe Regente de Serbia y Futuro Alexander I de Yugoslavia.

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EL DÍA DEL ULTIMÁTUM – 18:15h – Nota Aclaratoria enviada por Austria-Hungría a las Potencias Europeas junto al Ultimatum

Preocupada por las reacciones que los duros términos del Ultimatum pudieran causar en las Grandes Potencias europeas, Austria-Hungría decide adjuntar una nota explicativa de sus demandas junto con el texto del Ultimatum enviado a las mismas. La nota decía lo siguiente:

El 31 de Marzo de 1909, el Real Gobierno Serbio envió a Austria Hungría la declaración que este texto reproduce más arriba.

Durante todos los días posteriores a esta declaración Serbia se ha embarcado en una política de inculcación de ideas revolucionarias a los súbditos serbios de la Monarquía Austrohúngara, preparándolos así para la una eventual separación de territorios de Austria Hungría en la frontera Serbia.

Serbia se ha convertido en un centro de agitación criminal.

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EL DÍA DEL ULTIMÁTUM – 18:00 horas – Austría-Hungría entrega el Ultimatum en Belgrado

El día 23 de julio, Giesl, en representación del Gobierno Austrohúngaro, se presentó a las seis de la tarde en el despacho del Ministro de Finanzas Serbio Pasic a entregar el Ultimatum.

Ante las reticencias del Ministro Serbio de aceptar el documento de dos páginas que traía Giesl, éste le respondió que si no lo aceptaba, se limitaría simplemente a dejarlo sobre su mesa. El contenido del ultimatum era el siguiente:

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EL DÍA DEL ULTIMÁTUM, por la tarde. El Barón Giesl Descarga el Rayo.

 

BELGRADO. Quedan pocos minutos para la hora acordada y el embajador austro-húngaro está a punto de entrar en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Serbia.

Allí lo esperan Lazar Pacu, que no ha conseguido hacer volver a Pasic, y Slavko Gruic, quien a diferencia de su colega habla francés y en consecuencia puede comunicarse con el visitante.

El Barón Giesl Freiherr von Gieslingen.

Son las 18:00 en punto cuando Giesl entrega el ultimátum a Pacu, acompañado por un anexo de dos páginas y una explicación que le está dirigida como primer ministro en funciones; y a continuación le informa de que el plazo para contestar es de 48 horas y de que cuando expire, si la respuesta es insatisfactoria o no hay respuesta, romperá las relaciones diplomáticas y volverá a Viena con todo el personal de la legación.

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EL DÍA DEL ULTIMÁTUM, durante la mañana. Redoblan los Tambores, se Avecina la Tormenta.

 

SAN PETERSBURGO. La visita está llegando a su fin y más allá de Rusia aún no parece haber sucedido nada nuevo. Raymond Poincaré y el Zar Nicolás II se hallan uno junto a otro asistiendo a un imponente desfile militar. 70.000 hombres que marchan al son de (que sorpresa) “Sambre et Meuse” y la “Marche Lorraine”.

Tropas rusas desfilando en un campo de maniobras, antes de partir a la guerra.

Lo más llamativo es que los soldados no llevan puesto el uniforme de gala, sino el color caqui de los entrenamientos.

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