Los de la última carga (IV): la Brigada de Armistead.

La tercera brigada de la División de Pickett que combatió en Gettysburg fue la del general de brigada Lewis A. Armistead. Situada en segunda línea para dar apoyo a las unidades de Kemper y Garnett, la fuerza se desplegó, de norte a sur, con el 38.º Regimiento de Virginia en su extremo septentrional, seguido por la izquierda por el 57.º, el 53.º, 9.º y 14.º de Virginia, situado en el extremo sur de la formación. Eran las 4.30 horas de la madrugada del 3 de julio cuando los 2188 hombres de Armistead formaron sobre la carretera por detrás de las otras dos brigadas para marchar hacia el campo de batalla, pasando por detrás de las crestas hasta Spangler’s Wood.

Una panorámica de la artillería federal en Gettysburg, tal y como se publicón en Harper’s Weekly.

Al igual que Garnett había sido acusado de cobardía y Kemper no era militar, también había un problema con Lewis Armistead. A pesar de que tanto su padre como sus tíos habían sido militares y combatido en la guerra de 1812, su delicado temperamento le valió ser expulsado de la Academia Militar de West Point, en dos ocasiones, la primera de ellas por romper un plato sobre la cabeza de otro de los estudiantes: Jubal Early, que en Gettysburg iba a luchar al mando de una de las divisiones del Cuerpo de Ejército de Ewell, en el extremo norte del campo de batalla. A pesar de su fracaso en West Point, Armistead consiguió, a fuerza de favores políticos, un puesto de alférez en el 6.º de infantería de los Estados Unidos, y luego marchó a México para participar en la guerra, en la que no tampoco iba a conseguir distinguirse.

Sin duda, y obviando la famosísima imagen de Armistead cruzando el muro frente a los federales con el sombrero en la punta de su espada, el segundo hecho más conocido de nuestro personaje fue su amistad de largo tiempo con el general Winfield Scott Hancock, al mando de los federales que iban a derrotarlo aquel 3 de julio. “Adiós, Hancock”, dijo el confederado al abandonar el Ejército de los Estados Unidos en 1861, “no puedes imaginarte lo que me ha costado tomar esta decisión” [se refiere a la de abandonar el Ejército federal]. Menos conocido es el escaso lustre de su ejercicio del mando durante la guerra. Se decía de él que prefería la expresión “adelante, muchachos” antes que “seguidme, muchachos” y que era excesivamente estricto en lo que a disciplina se refiere, ni sus hombres ni sus oficiales le querían. En parte debido a esto, durante la campaña de Maryland fue enviado a ejercer labores de policía militar; y también se perdió las batallas de Fredericksburg y Chancellorsville.

Armistead en el muro.

Armistead fue herido de muerte poco después de cruzar el muro con el último puñado de confederados y capturado por los federales, no tuvo tiempo de despedirse de su amigo Hancock antes de fallecer. Como en el caso de las demás brigadas, sus regimientos sufrieron enormemente durante el ataque. El 9.º de Virginia perdió a 177 de sus 257 combatientes, incluyendo el comandante John Crowder Owens, al mando de la unidad, que murió de sus heridas en el hospital federal de Marsh Creek la noche de la batalla. Las bajas del 14.º de Virginia fueron más elevadas, 250, aunque la unidad estaba más nutrida pues tenía 422 efectivos; en este caso también cayó su jefe, el coronel James Gregory Hodges, al pie del muro. El regimiento siguiente en orden ascendente, el 38.º de Virginia, también conocido como Regimiento de Pittsilvania por su condado de origen, perdió 194 de 356 hombres, incluyendo también al coronel Edward C. Edmonds. El penúltimo regimiento de esta unidad, el 53.º de Virginia, también sufrió un número elevadísimo de bajas: 213 de sus 435 efectivos, entre ellos nuevamente su comandante en jefe, el coronel William Roame Aylett quien, para variar, tan solo resultó herido. Tras recuperarse iba a ocupar el puesto de Armistead al mando de la Brigada, con la que combatiría en diversas campañas hasta ser capturado el 6 de abril de 1865. Tras la guerra volvió a su plantación para dedicarse a la práctica del derecho y fundó una familia de siete hijos. Uno de los combatientes más longevos de la Guerra Civil Americana, falleció en 1900.

También para esta unidad, las bajas fueron excesivamente cuantiosas.

El 57.º de Virginia, con 476 efectivos, fue el más nutrido de la brigada y, en cierto modo lógicamente, el que sufrió más bajas: 249. Una vez más, la parca se cebó en su jefe, el coronel John Bowie Magruder, que no debe ser confundido con John Bankhead Magruder, oficial de mucho más alto rango que si bien combatió con Lee en la campaña de los Siete Días en 1863 se hallaba combatiendo en Texas. El jefe del 57.º cayó herido, como muchos otros, junto al muro, por una bala que le atravesó el pecho y otra que le penetró por el brazo. Pasó la noche, aún vivo, sobre el campo de batalla, y no fue encontrado hasta el día cuatro para ser llevado a un hospital federal, donde falleció al día siguiente. Sus últimas palabras fueron para ordenar a su edecán que llevara su caballo a casa, sin duda sabía que ya no lo iba a necesitar.

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