La Campaña de Pea Ridge (IV), 7 de marzo a medio día. Desastre al norte de Leetown

Cuando Ben McCulloch puso en marcha el ala derecha del ejército confederado, con la intención de avanzar hacia el sonido de los cañones siguiendo Ford Road por el sur de Pea Ridge, y progresó por un llano cubierto de maleza, tal y como indicábamos al final de la entrada precedente, tal vez no esperaba encontrarse con un enemigo valiente y bien posicionado que le cerrara el paso, pero así sucedió. Se trataba de los hombres que se habían dirigido hacia Leetown, al norte junto con el coronel Osterhaus, quien tenía muy claro que si dejaba pasar a los confederados estos no tardarían en arrojarse contra la retaguardia de sus compañeros que estaban defendiendo Elkhorn Tavern.

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Obús de 12 libras. Tanto federales como confederados utilizaron este tipo de pieza

Para frenar al enemigo, la primera decisión de Osterhaus fue posicionar la 1.ª Batería de Artillería Volante de Misuri en un punto en el que pudiera atacar la línea de marcha de los sudistas. Eran en torno a las 11.00 horas cuando, desde una distancia de unos 450 m, abrieron fuego los cañones: “Todos a la vez –según un soldado del 6.º de Texas– lejos hacia el extremo oeste del llano, se alzó una columna de humo y vino retumbando un sonido como si se hubieran abierto los cielos”.

Rápidamente, los confederados desplegaron la batería tejana de Good, que devolvió el fuego mientras el 9.º Regimiento de Caballería de Texas y la Brigada India de Pike se lanzaban al ataque. A medio camino los esperaba el 3.º de Caballería de Iowa, y se organizó una melé descomunal en la que los de azul fueron expulsados del campo de batalla y los artilleros unionistas tuvieron que abandonar tres cañones. Según el propio Albert Pike, los cherokee “cargaron profiriendo gritos sonoros, espantaron a la caballería, tomaron la batería y persiguieron y dispararon al enemigo en retirada a través del prado vallado que había a nuestra derecha”. Sin embargo, Pike no consiguió convencer a sus indios para que giraran los cañones hacia sus anteriores propietarios.

Justo entonces, Osterhaus recibió refuerzos, principalmente más artillería, cuyos fuegos espantaron a los indios de Pike. Estos optaron por refugiarse en una zona boscosa, de la que ya no saldrían en toda la batalla. Con más piezas unionistas y todos los cañones del ala de McCulloch desplegados, se inició un duelo de artillería que iba a durar casi una hora. Mientras, el general confederado desplegó a la brigada de Hébert para que lanzara una carga contra el enemigo. Las tropas de Osterhaus, muy presionadas, empezaron a ceder terreno, pero en ese momento llegó en refuerzo la división del coronel Jefferson C. Davis. A pesar de la presión que estaban sufriendo los hombres de Carr en su ala derecha, el comandante en jefe del Ejército del Sudoeste había aguantado los nervios y, en vez de enviarle ayuda, se la había enviado a Osterhaus. Davis no tardó en desplegar sus regimientos a la derecha de los de su colega, y avanzó para envolver el ala izquierda de los secesionistas. De enfrentarse a una situación crítica, los federales habían pasado a caminar hacia la victoria.

Entretanto, en el ala izquierda confederada, las tropas de Sterling Price habían ido empujando lentamente al enemigo, de tal modo que en torno a las 14.00 Van Dorn envió un mensajero a McCulloch indicándole que, si “seguía avanzando o, al menos, mantenía sus posiciones”, Price sería capaz de aplastar al enemigo en Elkhorn Tavern. Poco después, el comandante en jefe confederado recibió una respuesta que no se esperaba: “McCulloch muerto, McIntosh [el jefe de la brigada de caballería], Hébert [jefe de la brigada de infantería] muerto, el ataque se ha detenido”. ¿Qué había sucedido? Después de que el ataque de los regimientos unionistas de Davis hubiera rechazado a los sudistas de Hébert, McCulloch había decidido acercarse al frente para reconocer las posiciones del enemigo, y una andanada de fuego de mosquetería había acabado con él. El mando recayó sobre McIntosh, quien no tuvo mejor idea que liderar una carga para recuperar el cuerpo de su jefe, siendo muerto a su vez. Finalmente, parece que Hébert no estaba muerto, sino que había sido capturado por los hombres de Davis durante el contraataque.

Así, en aquel momento, en Elkhorn Tavern los confederados avanzaban, mientras que en el sector de Leetown habían sido rechazados y descabezados. La batalla estaba en tablas.

1 comentario en «La Campaña de Pea Ridge (IV), 7 de marzo a medio día. Desastre al norte de Leetown»

  1. Muy interesante. Es la primera vez que leo algo sobre la brigada india, no parece que fueran muy efectivos. ¿Luchaban de uniforme o con sus plumas y tocados de guerra?

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