Traemos una nueva entrega de los restos de las divisiones blindadas alemanas destruidas en los alrededores del lago Balatón en 1945.
Pese a estar compuestas por unos carros imponentes, ni eran ya comparables a los carros rusos, ni los carristas alemanes eran los de dos años antes. El resultado lo podemos ver en estas fotografías.
Hoy seguiremos analizando los rituales y tradiciones de los Kamikaze previas a sus misiones. Los jóvenes pilotos que estaban a punto de morir debían despedirse.
En muchos casos habían visitado a sus familias una última vez en algún lugar en los meses precedentes a sus misiones. Todos se sentían inclinados a dejar fluir sus sentimientos escribiendo cartas a casa consolando a sus familias para que no se preocupasen, porque ellos cumplirían felizmente con su deber.
Entre las 23:00 y las 24:00 del 12 de octubre una fuerza “ad hoc”, compuesta por alrededor de 660 voluntarios, se lanzó, en tres oleadas, al asalto del puerto de Liinakhamari. La artillería de costa alemana sita en el Cabo Krestoviy no intervino y la segunda misión encomendada al destacamento Barchenko-Emelianov quedó así cumplida. Los artilleros alemanes se habían enfrentado a sus propios problemas y, o bien debido a la destrucción de sus piezas, o bien gracias a la presión de los comandos, no habían sido capaces de actuar contra los atacantes, al otro lado de la bahía.
También durante esa noche, el Kapitan Barchenko-Emelianov recibió refuerzos: una compañía de infantería naval del 63er batallón, el mismo que había desembarcado en la bahía de Malaia Volokavaia en la noche del 9 al 10; y una sección de las tropas enviadas a asaltar Liinakhamari, cuya torpedera había quedado fuera de combate en la bahía y que había tenido que vadear hasta la orilla más cercana.
Os dejamos hoy la segunda parte de una colección de fotografías en color integrantes del Ejército Alemán durante la segunda guerra mundial en distitntos frentes.
Como ya nos apuntásteis la última vez, aparecen también fotografías de otros ejércitos que os animamos a identificar.
En la batería antiaérea, la fuerza comandada por el Starshiy-Laytenant Leonov llevaba toda la noche sometida a furiosos contraataques, ejecutados mayoritariamente por fuerzas alemanas que habían cruzado por mar desde Liinakhamari en pequeñas embarcaciones. Esto ya suponía cierto éxito para la misión soviética, pues habían conseguido debilitar la guarnición de la ciudad al otro lado de la bahía. Los insistentes ataques alemanes disfrutaron, además, del apoyo de fuego indirecto suministrado tanto por las baterías costeras sitas en Liinakhamari como, tal vez, por la que estaba en el extremo norte del Cabo Krestoviy.
Las bajas causadas a la fuerza de Leonov por estos contraataque fueron tan importantes que esta, finalmente, fue incapaz de seguir resistiendo y de conservar las piezas de 88mm, y se retiró a una colina cercana, aunque no sin llevarse los cierres de las culatas de los cañones, dejándolos inutilizados.
Parece que hay dudas sobre quien disparó la bengala que dio inicio al asalto. Pero si es cierto que cuando la señal luminosa se alzó en el cielo, los hombres de Leonov, por ejemplo, aún se estaban arrastrando bajo la pantalla de alambre de espino que protegía las piezas antiaéreas. Es incluso posible que fueran los propios alemanes quienes, por alguna razón, la dispararan. Si fueron ellos, desde luego, no se esperaban lo que se les venía encima, porque fueron sorprendidos por completo.
Leonov y sus hombres no tardaron en abrir brecha en la alambrada y lanzarse al asalto, matando y expulsando a los artilleros alemanes en un combate cuerpo a cuerpo para el
Con motivo del reciente 70 aniverasrio de la Batalla de Kursk, os dejamos un punto de vista anglosajón de la Operación Ciudadela, tomado de la página web World War II Today.
En la mente del Mariscal Erich von Manstein, la iniciativa alemana para 1943 debería haber sido el lanzamiento de una ofensiva temprana para coger a los soviéticos por sorpresa después de su victoria en Staligrado. Ésta sufrió retrasos como consecuencia del mal tiempo, la rasputitza de principios de la primavera, que desfavorecía las operaciones blindadas.
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