Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXIX). Ataque de las Ohka al 58 Grupo de Combate (II)

Cuando el capitán de corbeta Nonaka entró en su aparato, afirmó, «Este es mi Manatogawa» – una referencia a la heroica lucha de Masashige Kusonoki con 700 hombres contra muchos miles en el río Minato en 1336.

Esta vez la superioridad numérica a la que se enfrentaría era mucho mayor. Ya que de los 55 Zeros asignados a la escolta de la fuerza Ohka, solo pudieron realizar la misión 30. Ocho no lograron despegar y 17 tuvieron que volver por fallos de motor. Aún así, el almirante Ugaki decidió que la fuerza Ohka continuase con la misión encomendada. Los 18 Bettys con su exigua escolta volaron hacia sus blancos de la Fuerza de Combate 58.1 del almirante Clark, que incluía a los portaaviones de batalla Hornet, Bennington y Wasp (éste útlimo con graves daños causados por un ataque kamikaze el 19 de marzo pero todavía operativo) y el portaaviones de escolta Belleau Wood, escoltados por los acorazados Massachusetts e Indiana y una poderosa fuerza de cruceros y destructores.

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Uso de vehículos de combate en la historia (XVII) – Jaljin Gol

Según algunos historiadores, la Segunda Guerra Mundial no comenzó en septiembre de 1939 sino que ya había comenzado a lo largo de la primavera y el verano en Asia.

Tipo 97 Chi Ha

Esto nos lleva al enfrentamiento de tropas niponas y soviéticas junto al río Khalkhin-Gol, conocido como el incidente de Nomonhan. La tradición de conflictos entre ambas naciones en la zona fue una constante desde la guerra ruso-japonesa (1904-1905) a diversos enfrentamiento durante los años 20 y 30 en Manchuria (batalla de la lago Jasán), Mongolia y la península Corea.

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Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXVII). Ataque de las Ohka al 58 Grupo de Combate (I)

El entrenamiento en Konoike fue llevado a cabo con ritmo frenético, alentados los aspirantes por las visitas del alto mando. El almirante Toyoda , jefe del estado mayor general naval y el almirante Nagano, llegaron el 1 de diciembre, seguidos del ministro de la Marina, almirante Mitsumasa Yoani el 3 de diciembre.

El almirante Toyoda animó a los pilotos de las Ohka a combatir la superioridad material del enemigo con su fuerza espiritual, y regaló a cada hombre un hachimaki blanco con la ideografía de la Jinrai Butai y una espada corta en la que iba grabado el nombre de cada piloto. A primeros de enero, cuando se hicieron los preparativos para trasladarse a una base de operaciones en Kanoya, al sur de Kyushu, los pilotos del cuero viajaron a Tokio para rezar por el éxito en el santuario de Yasukuni, en el de Meiji y en la parte exterior del Palacio Imperial.

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Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXVI). El Shinano y el fin del despliegue de las Ohka

La velocidad a la que fueron entrenados los primeros voluntarios de las Ohka puede desprenderse de los planes iniciales para el despliegue de combate de estas armas. El 28 de noviembre de 1944, el Shinano, uno de los últimos portaaviones en entrar en servicio, zarpó de la bahía de Tokio con rumbo al área de maniobras de la flota de Matsuyama, cerca de Kure.

Comenzado como el tercer superacorazado de la clase Yamato, el Shinano fue convertido en portaaviones en pleno proceso de construcción. En su botadura el 8 de octubre de 1944 desplazaba 77.755 toneladas y tenía una eslora de 266 metros y una pista de 256 metros de longitud. Fue el más grande y mejor protegido portaaviones de la Segunda Guerra Mundial. Se pretendía que fuese un «portaaviones de suministro» y llevaba solo 47 aviones como grupo aéreo para su propio uso operacional.

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Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXV): el Cuerpo del Rayo Divino

El personal de las operaciones con Ohka fue reclutado en las filas de las unidades navales y aéreas, en cuyos cuarteles aparecieron en agosto de 1944 carteles publicitarios que urgían a los hombres a prestarse voluntarios para operaciones de «ataques especiales».

Aunque no se ocultaba la naturaleza suicida de las misiones, los voluntarios fueron numerosos. Incluso después de descartar a hombres casados, de edad más avanzada, Aunque no se ocultaba la naturaleza suicida de las misiones, los voluntarios fueron numerosos. Incluso después de descartar a hombres casados, de edad más avanzada, hijos únicos o con grandes responsabilidades familiares, aún quedaron 600 voluntarios. El 1 de octubre de 1944, precediendo a la formación de las primeras escuadrillas kamikaze en unas tres semanas, se creó el 721.er Kokutaki (Cuerpo Aéreo de la Marina) – apodado Jinrai Butai, el Cuerpo del Rayo Divino en la base aeronaval de Hyakurigahra en la isla de Honshu.

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Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXIV): Bombas pilotadas. El origen de la Ohka

La única aeronave diseñada específicamente para las misiones suicidas que llegó a estar plenamente operativa en la Segunda Guerra Mundial fue la Yokosuka MXY7 Ohka [Flor de Cerezo]de la Marina Imperial japonesa, que los Aliados llamaron la bomba baka [idiota]. El aparato, un misil pilotado, fue conocido también en Japón como el Jinrai [rayo divino].

El origen de la Ohka se le atribuye a un oficial subalterno, Ens Mitsuo Ohta, un piloto de transporte de. 405.º Grupo Aéreo de la fuerza aérea de la Marina. Como en el caso de otras armas suicidas, el alto mando opuso en un primer momento una resistencia simbólica. Pero cuando los diseños preliminares de Ohta y el Instituto de Investigación Aeronáutica de la Universidad de Tokyo fueron entregados en el Dai-Ichi Kaigun Koku Gijitsusho (Primer Arsenal Aerotécnico Naval) en Yokosuka, se tomó rápidamente la decisión de continuar delante con el desarrollo del arma. Debe destacarse que la aprobación del proyecto y la recluta de personal comenzaron en agosto de 1944, unos dos meses antes de la formación de las primeras escuadrillas kamikaze «oficiales» por parte del almirante Onishi.

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Viento divino – El fenómeno kamikaze japonés (XXIII): Las misiones especiales de los submarinos portaaviones

A principios de 1943, la Marina japonesa inició la construcción del primer Sen-Toku (submarino especial). Se trataba de los submarinos más grandes de la Segunda Guerra Mundial.

Cada uno de estos monstruos, de 122 metros de largo, tenían un desplazamiento de 5.223 toneladas en superficie y 6.560 sumergido. Tenían un largo hangar en la zona media del casco de 31 metros para alojar tres hidroaviones bombarderos que se lanzaban mediante una catapulta desde una rampa de 26 metros situada en la proa.

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