Michael Wittmann en Prokhorovka – Testigo del T-34 que embistió al Tiger

Michael Wittmann se hallaba ese día en su carro Tigre al sur del río Psel, en el flanco izquierdo de las formaciones alemanas que avanzaban hacia Prokhorovka.

Formaba parte de los únicos 4 carros Tigre, pertenecientes a la 13 compañía pesada del 1 Regimiento Panzer de las SS, que alineaba  la Leibstandarte. Y lo último que se esperaba es que se le echara encima la 181ª Brigada de Tanques soviética al completo. Fue durante este encuentro cuando tuvo lugar la célebre embestida. En la versión soviética, que es la más difundida, el carro de mando de la fuerza soviética, conducido por un conductor herido después de que toda la tripulación abandonara el blindado, embistió a un Tigre destruyéndolo en la explosión resultante. A continuación transcribimos como lo presenció Wittmann:

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Crimea, 1941, Asalto al Muro Tártaro (III y final).

 

                Era necesario atacar, expulsar a los alemanes de Armyansk y sellar la penetración, y por ello, dado que no había artillería, los hombres del Grupo Batov fueron enviados al ataque sin apoyo. Inicialmente tuvieron éxito, y para las 14.00 horas habían expulsado de la ciudad a los hombres del 213 IR del Oberstleutnant Hitzfeld, pero tampoco los alemanes podían permitirse ser expulsados. Aquella batalla había costado ya cantidades ingentes de sangre, y la única manera de terminarla iba a ser empeñar más vidas en la tarea.

Magnífica foto de dos combatientes alemanes, tomada en Crimea, según la leyenda de la misma.

                Durante la tarde Hansen envió al combate un kampfgruppe de la 50 ID, recién llegada de Odessa, que a su vez expulsó de Armyansk a los hombres del Grupo Batov. Al anochecer los soviéticos se agarraban al extremo este del muro, y la STAVKA, el alto mando del Ejército Rojo, estaba furioso con el resultado; pero los alemanes habían perdido 600 hombres.

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Héroe de la Unión Soviética – Nikolai Kuznetsov

Nikolai Kuznetsov fue para los soviéticos lo que el coronel de las SS Otto Skorzeny para los alemanes: ambos hombres tenían nervios de acero y ambos obtuvieron la fama por sus audaces logros tras las líneas enemigas.

Nikolai Kuznetsov en uniforme de la Luftwaffe

Kuznetsov pasó dos años y medio en Ucrania haciéndose pasar por un oficial alemán, en contacto permanente con los partisanos y conviviendo con alemanes, creando sus redes de información y tramando complots para asesinar a altos mandos alemanes y personal con responsabilidades en el gobierno de ocupación de Ucrania.

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Crimea, 1941, Asalto al Muro Tártaro (II)

 

         La batalla comenzó a las 05.00 del 24 de septiembre con un bombardero de artillería. De no haber sido por la presencia de los bombarderos de la Luftwaffe se podría haber pensado que acababa de reiniciarse la primera guerra mundial. La hora del asalto fueron las 07.30 horas. Por la derecha avanzaron cuatro o cinco batallones de la 73 Infanteriedivision, y por la izquierda otros tantos de la 46.

El asalto al muro, según un mapa ruso.

                El primer objetivo importante fue la granja estatal Chervonyi Chavan, atacada por el 213 Infanterieregiment (73 ID), comandado por el Oberstleutnant Hitzfeld. Frente a ellos, bien atrincherados y apoyados por mucha artillería, les disputó la posición el 2º batallón del 361 Regimiento de Fusileros. Como suele suceder en estas ocasiones fue una tercera unidad la que rompió el empate, en este caso alemana, se trató del Pionier-Bataillon 173, cuyos especialistas rompieron los obstáculos soviéticos y se colaron en la posición, abriendo el paso a la infantería. La lucha fue dura en extremo y durante aquella jornada la división del flanco oeste iba a perder 770 hombres. Entretanto, en el lado este y aunque lo tuvo más fácil, la 46 ID perdió a su vez otros 329 hombres con muy pocas ganancias. Había sido un día duro, y solo asaltando la línea exterior soviética.

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La aparición de los Experten (II) – Rall y Scheen

De todos los Experten, Gunther Rall fue probablemente el más certero, capaz de alcanzar al enemigo desde distancias extremas (aunque prefiriera atacar a corta distancia) y ángulos imposibles.

Günther Rall

Su maestría en el tiro de deflección era algo institivo, y sorprendía a aquellos que lo vieron. Su primer derribo fue un Hawk 75 francés el 12 de mayo de 1940, pero, como Barkhorn, voló durante la Batalla de Inglaterra con poco éxito. Es un hecho extraño que la Ala de Caza más laureada de la guerra, con pilotos de la talla de Barkhorn, Rall, Beisswenger, Dickfeld, Grislawski, Dammers y Eichel-Streiber, que  entre todos sumaron unas 1,000 victorias, no se convirtieran en Experten durante este periodo de la guerra. Sin embargo, en los primeros días de Barbarroja, las cosas cambiaron drásticamente.

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Crimea, 1941, Asalto al Muro Tártaro (I)

 

                Solo hay cuatro caminos terrestres para entrar en Crimea. Los menos evidentes, los más difíciles, son el Sivash, una gran extensión pantanosa que no es ni mar ni tierra pero que, a veces, si se conjuran las mareas y los vientos, puede ser vadeable; la estrecha península del Chongar y la larga lengua de arena del Arabat. El camino más evidente es el istmo de Perekop, donde los tártaros erigieron su muro.

Los accesos terrestres a Crimea.

                A finales del siglo XVI el Kanato de Crimea era una potencia cuyos jinetes asolaban la estepa rusa para luego refugiarse en su península de origen. Apoyados por mar por el imperio otomano, los tártaros decidieron cerrar el acceso terrestre a su territorio construyendo un imponente baluarte defensivo a través del istmo. Su punto focal fue el gran fuerte de Perekop, unido por un muro a otros fuertes de menor tamaño. El conjunto estaba protegido por un foso de 22 metros de ancho y 12 de hondo y defendido por diversas baterías de artillería.

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Párkany, la Resaca.

Aunque, como hemos visto en las dos entradas anteriores, la guerra podía otorgar a los combatientes algunos momentos de locura, al final recuperaba sus fueros. Esta es la tercera y última entrega de esta curiosa narración sobre los acontecimientos que tuvieron lugar aquella noche en la tierra de nadie, justo en la linde de la batalla.

Soldados soviéticos en zona urbana, en esta ocasión no es Párkány, sino el sur de Budapest, no lejos de allí.

                Oímos ruidos extraños provenientes de los callejones y fui a ver qué estaba pasando. No vi nada, así que crucé la intersección de carreteras. En el momento en que salí de la calle hubo fuego de ametralladora y contracarro. Había soviéticos saliendo en tromba de las callejuelas. Se dieron cuenta de que éramos pocos. Yo pensé que tenía que volver al carro de combate a cualquier precio; esperé en la esquina para ver cuando disparaban el cañón contracarro. Después de que hicieran fuego corrí a través de la calle hasta la esquina siguiente. Cuando la alcancé vi como la casa tras la que me había estado escondiendo un momento antes volaba en pedazos.

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