Uso de vehículos de combate en la historia (XXI) – El norte

Del sur de Europa pasamos al norte. En los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial, se produjo una contienda en la que tanto el Eje como la URSS se midieron fuerzas de cara a lo que pudiera pasar al futuro.

Ya vimos en entregas anteriores que los blindados soviéticos y caballos mongoles hicieron retroceder a los japoneses. Ahora, el ejército rojo los desplegó en la nieve, la Guerra del Invierno (1939-1940). Europa estaba en plena paz armada y Finlandia distaba de Petrogrado (San Petersburgo) por unos escasos cuarenta kilómetros. Stalin conociendo la situación quiso forzar la paz por miedo a Alemania y exigió veinte kilómetros. Ante la negativa finesa, la URSS usó como excusa el bombardeo de Mainila, conocido como incidente de Mainila.

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La batalla de Suomussalmi (IV). ¡Victoria!

Diciembre se estaba convirtiendo en un mes muy largo en el centro de Finlandia. Mientras el Ejército Rojo desencadenaba un asalto tras otro contra las defensas finlandesas en el istmo de Carelia y en la propia Carelia oriental, y tras la ocupación de Petsamo, en el norte, una larga columna de fuerzas soviéticas se había abierto paso desde la frontera para dirigirse a Oulu, en la costa del golfo de Botnia, y partir el país en dos. Sin embargo, entre la nieve y los bosques, y sometidos a temperaturas inhumanamente bajas, los soldados de la 163.ª División de Fusileros del Ejército Rojo acabaron por detenerse en la pequeña localidad de Suomussalmi. Entonces hicieron acto de presencia los finlandeses. Acostumbrados al terreno, expertos esquiadores y muy motivados, los hombres del 27.º Regimiento se lanzaron, desde la espesura, contra los invasores, y los obligaron a agruparse en cinco posiciones, posiciones fortificadas para unos, mottis para otros. Lo que debía ser la salvación de aquellos soldados pronto se convertiría en su ruina.

Un T-26 varado sobre la nieve. Le falta la cadena derecha.

La idea de los cercados era aguantar hasta la llegada de refuerzos, y no cabe duda que el avance de la 44.ª División de Fusileros, una unidad de élite, por la carretera de Raate, les dio un atisbo de esperanza. Pero bastaron dos compañías para detener a la fuerza de rescate. En medio de una naturaleza hostil, las tropas motorizadas no habían sido capaces de desplegarse. Una vez controlada la situación en la carretera, los finlandeses se dispusieron a acabar con las tropas enemigas cercadas.

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La batalla de Suomussalmi (III). Refuerzos para todos.

El 14 de diciembre de 1939, tras haberse desplegado y haber dividido a la 163.ª División soviética en cinco mottis, el más importante de ellos encerrado en la localidad de Suomussalmi, el coronel Siilasvuo dio por fin la orden de ataque. Nada más empezar su camino hacia el pueblo, entre la nieve y los árboles, los atacantes empezaron a recibir fuego por la retaguardia. Se trataba de una serie de nidos de ametralladora que no habían sido detectados el día anterior y cuyos ocupantes, muy motivados a pesar del frío y el aislamiento, habían decidido vender caras sus vidas.

Esquiadores finlandeses y cajas de suministros

Mientras el grueso del 27.º Regimiento finlandés avanzaba hacia el pueblo, sus jefes enviaron un destacamento hacia el nordeste, más allá del lago helado, para cortar la ruta de aprovisionamiento de los soviéticos. Este destacamento iba a mantenerse en posición hasta el día 18, cuando fue expulsado por los soviéticos. Esos mismos días estuvo intentando Siilasvuo ocupar Suomussalmi, sin éxito. El enemigo era demasiado fuerte y, aunque aislado, estaba bien atrincherado, y los finlandeses habían sufrido muchas bajas, por lo que se canceló el ataque y pasaron a posicionarse en torno a los soviéticos, a fin de mantenerlos aislados.

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La batalla de Suomussalmi (II). Siilasvuo al ataque.

Una vez presente con su regimiento a las afueras de Suomussalmi, ocupada por los soviéticos, el coronel Hjalmar Siilasvuo se preparó para pasar a la ofensiva. En aquella región llena de bosques y lagos de formas inverosímiles, dominada por la nieve y cuyas carreteras eran estrechas y los caminos prácticamente eran inexistentes, las grandes ventajas de los finlandeses eran que estaban acostumbrados a aquellas terribles condiciones meteorológicas, su capacidad para aprovechar el terreno y sus conocimientos de esquí para desplazarse con rapidez. Aprovechando que cada uno de sus hombres estaba mejor preparado para el combate que se avecinaba que el soldado soviético medio, el jefe finlandés decidió hacer algo inverosímil frente a una fuerza numéricamente superior: separar su unidad. Envió un destacamento al nordeste de Suomussalmi para atacar directamente el pueblo, despachó otro hacia bloquear la carretera de Juntusranta (la del norte) y se quedó con el grueso para ir a cortar la carretera de Raate.

El coronel Hjalmar Siilasvuo (1892-1947)

Con los soviéticos presionando hacia el ferry que cruzaba el lago Haukiperä desde primera hora del día 10 de diciembre, Siilasvuo no tenía tiempo que perder, y sus tropas se pusieron en marcha al día siguiente. Poco se sabe en estas jornadas sobre la fuerza enviada hacia el nordeste de la localidad, que muy probablemente tuvo que hacer un arduo recorrido por el norte para cruzar el lago Kianta, algo más sabemos de los hombres enviados a cortar la carretera del norte, que conseguirán su objetivo y, al principio, obligaron a los soviéticos a refugiarse en el interior del pueblo, pero poco después un contraataque los expulsó hacia el norte.

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La batalla de Suomussalmi (I). ¡Invasión!

Partiendo del lago Ladoga en dirección norte, la frontera finlandesa forma una larga línea que se dirige hacia el norte por los yermos de Carelia, para llegar a toparse con la costa en algún lugar entre Múrmansk y Petsamo.

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Tropas finlandesas en una trinchera en el sector de Suomussalmi

Al este de dicha frontera, la unión soviética vigilaba con precaución el ferrocarril de Múrmansk, vía de comunicación fundamental con el único puerto del norte libre de hielo todo el año. Al oeste se extendía Finlandia, un territorio que había ganado su independencia durante las convulsiones de la Revolución rusa, pero no sin sufrir una violenta guerra civil entre rojos y blancos. Desde entonces y hasta 1939, el país se había convertido en una de las democracias nórdicas, pero: ¿formaba parte del conjunto con Suecia, Noruega y Dinamarca, o era más bien un país báltico? La diferencia no era baladí. Los acuerdos germano soviéticos habían puesto a los países bálticos dentro de la órbita de Moscú, y Stalin consideraba que Finlandia le correspondía. ¿Y los alemanes? En ese momento estaban dispuestos a honrar el acuerdo, dejando al país del norte en manos de sus poderosos vecinos del este. Así, tras muchas presiones, el 30 de noviembre de 1939 el Ejército Rojo cruzó la frontera común y entró en Finlandia. Había comenzado la Guerra de Invierno.

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Neutrales ocupados por neutrales, Islandia en la 2.ª GM.

Islandia, situada entre las costas noruegas, o el norte de las islas británicas, y la gran isla helada de Groenlandia, se convirtió en un lugar sumamente importante para las operaciones marítimas durante la segunda guerra mundial. Aquella isla privilegiada podía servir para dos cosas: cerrar el acceso de las fuerzas navales alemanas hacia el Atlántico norte desde sus bases en Alemania primero, y en las costas noruegas después, o servir de base a aquellas mismas fuerzas si la isla pasaba a ser controlada por el eje.

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Tropas finlandesas entrenándose en el tiro, antes de la guerra.

Nada más estallar la guerra, Islandia dio una de cal y una de arena. Por un lado se declaró neutral, limitando la estancia de los buques de guerra beligerantes en sus aguas y prohibiendo la actividad militar aérea sobre su territorio. Esa fue la de cal. Por otro fue incapaz de hacer cumplir estas normas, e incluso redujo el presupuesto de su fuerza de guardacostas, aunque a partir de 1940 sus fuerzas de defensa empezaron a entrenarse. Esa fue la de arena. Cuando, el 9 de abril, Dinamarca fue ocupada por Alemania, el gobierno de la isla abrió una legación en Nueva York, pero también reafirmó su neutralidad y se negó a convertirse en cobeligerante con los aliados a pesar de que sus monarcas, que eran también los de Dinamarca, habían caído en manos de los nazis. La actuación de la legación germana en la isla y la importancia estratégica del pequeño país, que ya hemos comentado, llevaron a los británicos a invadir Islandia el 10 de mayo.

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Héroe de la Unión Soviética – Viktor Nickolayevich Leonov

Inauguramos hoy la serie dedicada a los poseedores del título de Héroe de la Unión Soviética, y empezaremos por un soldado que obtuvo el título dos veces. Entre sus hazañas se encuentra la del Cabo Krestoviy, tratada con detalle en una de nuestras Series GEHM.

Viktor Leonov era el típico aventurero soviético. Un apuesto granuja que luchó contra los alemanes y los japoneses, escribiendo algunos de los capítulos más memorables de la historia naval soviética. Nació en 1916 en la ciudad de Zaraisk en la región de Moscú e ingresó en la Armada Soviética en 1937.

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