II Jornadas sobre el bunker El Capricho

Ayer domingo, 26 de mayo, se celebraron las II Jornadas sobre el Búnker de “El Capricho”, conocido en tiempos como “posición Jaca”, y posteriormente como “Bunker del General Miaja”.

Los ponentes fueron dos: Doña María Isabel Pérez Hernández, Doctora Arquitecto y especialista en la historia del Parque de “El Capricho”, sito en la Alameda de Osuna, por una parte; y Don Antonio Morcillo López, presidente del Grupo de Estudios del Frente de Madrid, por otra.

La jornada comenzó con puntualidad, puntualidad de verdad, no puntualidad hispánica, y en una sala abarrotada, en la que se acabarían juntando alrededor de doscientas personas (a ojo de mal cubero), con una breve historia del Jardín de “El Capricho”.

Huérfanos acogidos por el «Socorro Rojo Internacional» en el interior del Palacio de Osuna.

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Hermanos de Armas (IV): Finlandia en la Segunda Guerra Mundial

IV.- Paren la Guerra que me Apeo.

La retirada del Heeresgruppe Nord, alemán, a la posición del Luga, en febrero de 1944, abandonando sus posiciones en torno a Leningrado, supuso el principio del fin de la “Guerra de Continuación”, pues a partir de entonces el frente finlandés quedó completamente abierto a las ofensivas del Ejército Rojo.

Ya hemos comentado, en una entrada anterior, los medios de que dispusieron los alemanes –además de las amenazas o las falsas promesas- para presionar a los finlandeses a fin de que estos siguieran en guerra. Sin embargo no debemos embarcarnos en la última fase de la participación finlandesa en la guerra sin mencionar cómo podían los finlandeses presionar a su vez a sus compañeros de armas, pues dispusieron de una herramienta sumamente importante: el suministro, que fue, a fin de cuentas, la que impidió que los alemanes se plantearan hacerse con el país.

El puerto de Petsamo en 1938. Cuatro años después no había cambiado mucho.

Debe recordar el lector que eran los alemanes quienes sostenían el frente en el centro y el norte de Finlandia. Estas tropas, alrededor de 200.000 integrados en el XX Gebirgs-Armee, recibían la mayor parte de su suministro desde los puertos finlandeses del Báltico, y en mucha menor medida, por la costa Noruega o por la Reichstrasse 50, que iba de Narvik a  Petsamo/Pechenga; de modo que si Finlandia abandonaba la guerra repentinamente, podían quedar aislados. Para esta eventualidad Hitler había aprobado varios planes, entre otros la operación “Tanne”, para la retirada de estas tropas hacia Noruega, pero también había ordenado que se acumular suministros y munición para ocho meses, convirtiendo al XX Gebirgs-Armee en el ejército mejor surtido del mundo.

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Hermanos de Armas (III): Finlandia en la Segunda Guerra Mundial.

III.- Dos Años de Encuentros y Desencuentros.

El 6 de diciembre de 1941 el Reino Unido había declarado la guerra a Finlandia; al día siguiente Japón atacó Pearl Harbor y el 11 Alemania declaró la guerra a los Estados Unidos; la guerra pasaba a ser mundial. En ese momento el pequeño país nórdico se encontró en una situación extraordinariamente delicada: había agredido a la Unión Soviética, el Reino Unido le había declarado la guerra injustamente, y no se hallaba en guerra con los Estados Unidos, pero había sido severamente advertido en lo que a cortar el ferrocarril que enlazaba Murmansk con el resto de la Unión Soviética se refiere. Por otro lado, sus “hermanos de armas”, la cobeligerante Alemania, se volvía cada vez más exigente, en paralelo con una cada vez mayor dependencia finlandesa.

Los frentes en Finlandia en diciembre de 1941. Belomorsk era un excelente objetivo de cara a cortar el flujo del material de préstamo y arriendo desde Murmansk, pero para ello eran necesarias las tropas desplegadas ante Leningrado.

Con respecto a esta última cuestión, debe tenerse en cuenta que la economía finlandesa no era entonces demasiado fuerte, y había dos bienes que, con el mundo entero –ella incluida- en guerra a su alrededor, le hacían falta en gran medida: trigo y material ferroviario. Ya en octubre de 1941 habían pedido a Alemania que suministrara 175.000 toneladas de grano, y entre 100 y 150 locomotoras y de 4.000 a 8.000 vagones de ferrocarril. El 21 de noviembre Keitel prometió enviar 55 locomotoras y 900 vagones inmediatamente, y en lo que al grano se refiere, el 19 de diciembre Alemania aceptó suministrar 75.000 toneladas antes de febrero de 1942, y 260.000 antes de la siguiente cosecha.

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La Trinchera de las Bayonetas – Enterrados vivos o muertos

La historia básica es sencilla: el 12 de junio de 1916, en plena batalla de Verdún, en medio del caos y de la destrucción causada por el fuego de artillería, que labra los campos, dos medias secciones, una de la 3ª y otra de la 4ª compañía del 137 regimiento francés de infantería, aguantan a pie firme en la sección sur del “Ravin de la Dame”, entre la granja de Thiaumont y el bosque de Nawé. Estoicos, sumergidos bajo una lluvia de bombas, los hombres, incapaces de servirse de sus fusiles, dañados por el polvo y el humo, que reducen la visibilidad a menos de un metro, calan bayonetas y esperan. La tierra les llega hasta el pecho, hasta los hombros, la boca, los ojos… “Poco a poco, erigen un monumento” (termina la narración Jean Norton Cru, que no cree que esto sucediera en realidad). El origen de la historia fue una hilera de bocas de fusil, algunos con la bayoneta calada, encontrados surgiendo de la tierra dos años después del final de la guerra, que de inmediato atizaron la imaginación del público.

La Trinchera de las Bayonetas en 1920.

El acontecimiento causó una viva polémica tras la guerra, ya que los testimonios se cruzan y entrecruzan para desfigurar la verdad sobre estos hechos. Uno de los primeros en contar la historia pudo ser Henri Bouvard (Comandante y miembro del Estado Mayor del 2ème Armée), en la primera edición de su libro: “La Gloria de Verdún”, en base a una historia contada por el comandante Dreux, que combatió a escasos metros de aquel lugar a lo largo de aquella jornada.

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Hermanos de Armas (II): Finlandia en la Segunda Guerra Mundial.

II.- EL REINO UNIDO Y LOS ESTADOS UNIDOS: UNA «AMISTAD» INCOMODA.

La razón oficial, incluso justa, por la que Finlandia entró de nuevo en guerra con la Unión Soviética el 25 de junio fue la de recuperar los territorios perdidos durante la guerra de invierno. Sin embargo parece que la nación nórdica, o al menos sus dirigentes tenían otros objetivos menos confesables. En octubre de 1941, durante una entrevista del Presidente Ryti con Karl Schnurre, enviado personal de Hitler, este comentó cuales eran los objetivos de guerra de Finlandia: la Península de Kola y toda la Karelia Soviética, estableciendo una nueva frontera sobre el mar Blanco y el golfo de Onega, trazando desde este una línea hasta el extremo sur del lago Onega y desde allí, siguiendo el cauce del río Svir hasta el lago Ladoga, y más allá de este, siguiendo el curso del Neva, hasta el Báltico. Este plan incluía, además, la destrucción casi completa de Leningrado, que quedaría convertido en un pequeño puesto comercial alemán.

Tropas finlandesas subiendo al frente.

No obstante, rodeada de peligrosas potencias, y para nada deseosa de alienarse la “amistad” de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos, Finlandia tuvo que reprimir sus ambiciones, a lo que se añadió cierta desconfianza para con el gobierno nazi alemán, cuyos objetivos a largo plazo sembraban cierta preocupación en la nación nórdica, pues esta desconocía en que iban a pretender convertirla los victoriosos alemanes. Este doble juego diplomático, sin embargo, no podía durar, y las victorias germanas de 1941 obligaron a los finlandeses a decantarse.

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Hermanos de Armas (I) : Finlandia en la Segunda Guerra Mundial.

1.- EL CAMINO HACIA LA GUERRA.

Qué duda cabe que el pacto Ribbentrop-Molotov pudo ser el origen de esta historia. El 30 de noviembre de 1939, aprovechando los acuerdos firmados entre ambas superpotencias, la Unión Soviética entró en guerra con Finlandia. Fue la guerra de invierno, que demostraría a unos que el Ejército Rojo era una estructura que podía ser derribada de una patada, y a otros que, desde luego, era necesario reformarlo en profundidad.

El Mariscal Mannerheim, comandante en jefe de las fuerzas armadas finlandesas.

La llamada “Guerra de Invierno”, si bien concluyó en victoria para los soviéticos, no fue el paseo militar que todo el mundo había esperado. Stalin tuvo que firmar una paz que, aunque dura para los vencidos finlandeses, no satisfacía sus objetivos; Alemania se dio cuenta de que toda Escandinavia había sido desestabilizada y acabó invadiendo Noruega para asegurarse el puerto de Narvik; y las potencias occidentales fracasaron, tanto a la hora de ayudar a Finlandia como a la hora de cortar el suministro de mineral de hierro sueco a Alemania.

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Préstamo y Arriendo a la Unión Soviética

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética, esta perdió rápidamente una porción sustancial de su territorio; importante no solo por su extensión, sino también por los recursos y por el tejido industrial que había en él. Si bien fue imposible desplazar las fuentes de recursos; gracias a un inmenso esfuerzo organizativo, el Estado Soviético fue capaz de llevar a retaguardia una porción muy importante del tejido industrial que había estado en los territorios que ocupaban ahora los alemanes.

Barcos mercantes navegando por el ártico.

Reubicadas en los Urales, estas fábricas -y los trabajadores que las mantenían en funcionamiento- se pusieron de nuevo a producir bienes necesarios para la guerra. Sin embargo, estas no tenían la capacidad suficiente como para producir todo lo que la Unión Soviética necesitaba para salir victoriosa de la magna batalla que había entablado con la Alemania Nazi, y para obtener lo que les faltaba, los soviéticos tuvieron que recurrir a las prácticamente infinitas reservas de los Estados Unidos. En virtud de un instrumento jurídico conocido como Ley de Préstamo y Arriendo, los estadounidenses pusieron a disposición de  la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas todos los bienes de guerra que esta no podía o no le resultaba rentable (en términos de tiempo y esfuerzo) fabricar, permitiendo que las fábricas que habían huido a los Urales se especializaran en la fabricación masiva de armas de guerra, entre las cuales podemos singularizar los carros de combate T-34.

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